Hostia y Perdón

Ya lo dice el manido refrán: renovarse o morir. Desde que el vocalista y líder de The Unfinished Sympathy, una de las bandas más importantes e influyentes de la escena indie emo rock de estas tierras, decidiera reconstruir su andadura profesional desde el prisma de la autonomía, le hemos visto pintarlas de todos los colores: regresiones a su sonido más primigenio (“Eric Fuentes & El Mal”, 11), una bajada de revoluciones en el ritmo pero no en el espíritu (“Copper & Gold”, 13), y ciertos coqueteos con la experimentación idiomática que muy probablemente sentarían las bases de sus futuras ideas (“Barcelona”, 14). Sin embargo, y a pesar de esa fluida plasticidad que Eric Fuentes ha ido exhibiendo a lo largo de los años, no deja de ser sorpresivo e inesperado presenciar este arriesgado volantazo en su registro, que como poco no dejará indiferentes a sus históricos seguidores.

A pesar de ello, si contrastamos la versatilidad que Fuentes ha demostrado a lo largo de su carrera, y más concretamente en su periplo en solitario, un disco como “Hostia y Perdón” tiene todo el sentido del mundo. Diez breves cortes que suponen una prueba fehaciente más de que el genial vocalista catalán no está dispuesto a anclarse en viejas fórmulas ya empleadas, y que lejos de retroalimentar su pasado nos demuestra que sabe encontrar con éxito nuevas vías de escape con las que reafirmar su presencia y reinventarse. Pues más allá del anecdótico hecho de ser su primer trabajo enteramente en castellano, destacamos ante todo que Fuentes ha sabido recalar con acierto en la escena actual para ponerse en manos de jóvenes artistas capaces de maridar el estilo áspero y puntiagudo que define su toque con los tonos frescos y dinámicos que le harán conectar con la generación actual.

La responsabilidad de ello ha recaído sobre Marc Fernández y Aleix Vilarrasa (miembros de la banda de math-rock y post-hardcore, Wood) y de Joan Delgado y Aleix Turon (más conocidos por ser el cuerpo y alma de Cala Vento), quienes han unido fuerzas para lograr que la prosa y el talento de Eric Fuentes no solo se pueda conjugar en pretérito. 

Es lo que sentimos al desnudar esos primeros adelantos (“Un claro de luna” y “Entrégate ya”) que nos llegaron a finales del pasado año y que ya confirmaban nuestras sospechas de que el nuevo proyecto de Fuentes iba a ser cuanto menos divergente con respecto a su historial, y así lo sentimos de entrada con “Eso es lo que querría yo”, una sinuosa y cálida melodía, casi cinematográfica, que nos abre la puerta del disco con un etéreo y lacónico tono.

Con más vitalidad y luz nos abraza la ya nombrada “Entrégate ya”, que entre enérgicos destellos que bien podrían llevar la firma de unos Lori Meyers o de La Habitación Roja, se nos traslada a un plano totalmente pop y bailable. Tras un impecable solo de saxofón que cierra el mencionado tema, no decae la fiesta ni se atenúan los brillos, pues unos robustos sintetizadores de aires ochentas en “Navegantes” nos incitan a continuar bailando a destajo. 
Con “Un claro de luna” no nos zambullimos en el universo de Debussy pero sí en un relato introspectivo y emotivo cargado de nostalgia y redobles que estallan con eufórico júbilo y resuenan en esas paredes de radiante melancolía que envuelven todo el disco. ¿La clave? Una vez más, el ingenioso tino de Fuentes para elegir a una cara joven que haga las veces de piedra de toque y pegamento que aúne los ritmos y tonos generales del disco, como es el caso del productor Senén Lores (DJ y productor de EDM y nu R'n'B), responsable de marcar la diferencia y de llevar a un siguiente nivel el sonido total de este “Hostia y Perdón”.

No hay nada que perdonar, y menos cuando los cambios son tan prósperos y provechosos como los evidenciados. El resultado es un disco que no descansa ni hasta su concesión final (como bien demuestra el poderío que arrastran sus “Tormentas”), y que cuando lo hace, es para agarrarnos el corazón con el puño bien prieto (a ese tema homónimo nos remitimos). Cante en el idioma que desee y componga en el registro que mejor defina su presente, siempre es un placer atestiguar un paso más en la trayectoria de una de nuestras leyendas.