Opera Fidelio

Lo de Ergo Pro -y lo de Ill Pekeño- es más satisfactorio que los vídeos cortando jabón en daditos que salen en la lupita de Instagram. Como ver encestar desde un edificio a diez metros de altura sobre la canasta. Como fumarse un piti después de comerte un plato del puchero de tu abuela. Como tener razón y decir te lo dije. Como tirar un caño y luego marcar gol. Etcétera etcétera.

Desde 2020, paso a paso, poco a poco, ‘Riquelme y Okocha’ han sido capaces de consolidar su proyecto y su estilo y de llevarlo muy por encima de casi todo lo que suena en el resto de la escena y, lo más importante, muy por encima de como sonaban en 2019. Día a día y con la sensación de estar aún lejos de su peak, han firmado en un back to back de dos años, dos EPs (que los saquen en físico juntos, por favor) como ‘Av. Rafaela Ybarra’ y este ‘Opera Fidelio’ donde se turnan los papeles de protagonista y secundario de lujo, con la única pega -de verdad que es la única- de que una docena de canciones en año y medio se hacen pocas para la expectación que generan.

Como un camello que sabe cuando provocar un poco de mono. Bobby y Peke han dosificado sus energías porque saben que el combate puede ser largo si todo sale bien. ‘Opera Fidelio’ se siente como un puñetazo directo a la mandíbula, tiene una primera escucha poderosísima, fuerte y con clase. La tercera o la cuarta dejan entrever una solidez y un aguante envidiable en los deliberes y las letras, que sobreponen a unas buenas producciones que, finalmente, quedan en segundo plano. El dominio de los códigos es apabullante. Si el rap en España quiere vivir una nueva época dorada, como parece que está apuntando la escena después de la pandemia, necesita a artistas como Ergo Pro, que le canten a quienes ya los conocen pero también a los que los descubrirán con él.

Es casi imposible hacer una mención especial a alguno de los temas de ‘Ópera Fidelio’ como sobresaliente por encima de los demás, pasa lo mismo con las rimas. Ergo Pro e Ill Pekeño han conseguido la química perfecta en las dosis justas. Un poco de namedroppin sin ser pedantes, un poco de metarreferencias sin ser superficiales, un poco de historias de barrio sin parecer fantasmas. Como quien no necesita estudiar a última hora para el examen porque lo trae sabido de casa. Como quien no tiene que estudiar demasiado, porque lo ha vivido.

El sur de Madrid tiene dos embajadores sin oposición que da gusto escuchar. No ha sido flor de un día. Cualquiera que esté un poco dónde tiene que estar en la capital sabe que lo que ellos saben no se aprende en dos días. Hay muchos años de trabajo detrás, no solo en la música, también en el mundo real. No se puede escribir así metido en una burbuja ni encerrado en una habitación. ‘Ópera Fidelio’ es un EP para escuchar en la calle sin pensar y para tomar notas después porque no sabes bien qué coño tiene esto que está tan bueno.

A falta de ver cómo celebrarán el triunfo incontestable que acaban de protagonizar, solo hace falta decir Fidelio y entrar a escuchar uno de los trabajos del año. Madrid, Madrid, Madrid.