No hace falta ser un alma atormentada para hacer buenas canciones, de la misma manera que no es necesario que cada nuevo disco que llega a nuestras manos nos cambie la vida. Un buen ejemplo serían las doce canciones de Entretiempo, primer disco largo de Møna. El nuevo proyecto de Montse Álvarez e Ismael Piñera (a los que conocerán de episodios anteriores en Nosoträsh y Tommy Crimes) destila detalles cotidianos, momentos íntimos y letras trascendentalmente intrascendentes.
Las historias se construyen a partir de anécdotas aparentemente triviales que esconden metáforas más profundas. De la reflexión interior de Esa chica, a la creación de nuevos planes con idénticas estrategias en Todos los puentes, grandes responsabilidades vitales como bajar la basura un domingo (Vagabundos) o resbalar en un día de lluvia (Blanco fácil). Sobre una base de guitarras acústicas construyen canciones delicadas arropadas por arreglos sencillos y elegantes que no quitan el protagonismo a las letras, el punto más importante del álbum. La melancolía norteña, esa especie de saudade asturiana, baña temas como Mañana o La verbena mientras que otras canciones recuerdan confortablemente a Nosoträsh (Basta o Finale).
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