Después de que Enry-K desapareciera en 2018 sin que nadie supiera nada de él durante años, dilapidando su caché tras haber trabajado mano a mano con tres de los artistas más importantes de la escena nacional (Cecilio G, Yung Beef y C. Tangana), lo que no esperábamos era que volviera en 2021 con un álbum colaborativo que confirma su transición a vocalista al mismo tiempo que su mala toma de decisiones profesionales y creativas.
‘Luz Rosa’ es un álbum de Enry-K, pero se me vienen a la cabeza tres o cuatro artistas que podrían haberlo firmado. Hay algo que empieza a ser un poco ruborizante, y como parece que nadie más quiere mirar el naufragio, aunque no me gusta ser el primero en señalarlo, creo que me toca. El mayor problema de este disco de Enry-K es que forma parte de una tendencia. Enry-K es uno de esos talentosísimos productores musicales que deciden convertirse en vocalistas por algún tipo de complejo de Kanye West mal tratado. Músicos que deciden que están hartos de trabajar para intérpretes estrellas que acaparan toda la atención y los flashes. Entonces deciden que ellos también quieren eso; sin llegar a preguntarse qué tendrá el agua cuando la bendicen, qué tendrán esos vocalistas para estar donde están. La respuesta es bífida y evidente cuando uno escucha ‘Luz Rosa’: algo que contar y/o el desparpajo del vendedor al que quieres escuchar aunque sepas que te está engañando. Ni una cosa ni la otra aparecen en este álbum (pero no es el único), para desgracia de Enry-K pero, sobre todo, de todos los oyentes.
Y es una desgracia, sí, porque el trabajo musical es innovador y fresco. Los beats son buenos, la verdad; tanto, que da un poco de pudor escuchar encima de ellos una y otra vez a Enry-K diciendo que ha enterrado al Enry-K de 2017 y que ahora lo ha suplantado otra identidad mejorada que ha evolucionado para quitarse el bozal (literal). Parece el discurso del villano de un anime de los 90. Y ya sabemos cómo terminan siempre estas historias.
Afortunadamente esto es solo una de las facetas de un Enry-K que podrá vivir de la música hasta que se muera (a diferencia de muchos de esos frontman carismáticos de los que hablábamos antes) siempre y cuando se olvide de experimentos como este ‘Luz Rosa’ y los guarde, para siempre, en el cajón.
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