Viaje al centro de un idiota

¿Se sostiene la música sin su escena? ¿Aguanta el tipo desprovista del espectáculo teatral para la que fue ideada? Es lícito preguntarse esto ante "Viaje al centro de un idiota" (2022), porque se trata de la extensión musical del montaje (del mismo nombre) que durante el último año pasearon Enric Montefusco y el actor y creador escénico Xavi Bobés por festivales como el Grec, citas como el Mercat de Música Viva de Vic y teatros como el Conde Duque de Madrid o el Auditorio de Galicia en Santiago. Y puede decirse que la respuesta es afirmativa.

Porque ni aquello era una obra teatral al uso, sino algo bastante cercano a un concierto-concierto, ni tampoco el marcadísimo sesgo conceptual que lo justifica está tan lejos del explorado en discos como "Meridiana" (2016), "Coros de medianoche" (2018) o "Diagonal" (2019), ya que sigue primando ese concepto de la canción de autor de ahora mismo como vehículo de compromiso con su tiempo, tanto por temática (un existencialismo más que sombrío, a ratos demasiado árido, en tiempos de pandemia y crisis tan engarzadas que van camino de cronificarse) como por sus nutrientes sonoros, que se alimentan de todo un poco.

El álbum se divide en dos partes diferenciadas. Infierno, con ocho composiciones, y Purgatorio, con cinco. La primera brinda más enjundia instrumental, con el space pop de “El astro rey”, el kraut circular de “Épica neurótica”, la jota (al menos eso es lo que me parece) de “La escalera oscura” o esa suerte de electro cumbia (tanto que desconcierta: es un verso libre en un disco de temas enlazados) que es “El sandunguero”. La segunda es eminentemente acústica, menos tremendista y grandilocuente, con exuberantes y precisos arreglos de cuerda (ahí está el Quartet Brossa) en “Como en los cuentos”, “Soy tormenta” y “Gira la rueda”. Muchos de ellos aparecen sazonados con el lúgubre y cercano – como si te lo estuviera diciendo todo al oído – spoken word de Montefusco. Un músico, huelga recalcarlo, en continuo movimiento, siempre encarando nuevos retos. Incapaz de acomodarse y también de dejar que su público lo haga.