La escena pop escocesa ha sido siempre insultantemente fructífera, tanto en propia cantidad como en términos de calidad, con el nombre sagrado de Teenage Fanclub destacando con peso específico entre tanto talento y el exquisito trato de las diferentes variantes del género. El combo de Bellshill se convirtió en mito en los noventa por méritos propios, gracias a un debut como ‘A Catholic Education’ (Fire, 90) y la santa trilogía formada por ‘Bandwagonesque’ (Creation, 91), ‘Thirteen’ (Creation, 93) y ‘Grand Prix’ (Creation, 95), además de aquél excelente ‘Songs From Northern Britain’ (Creation, 97) que encajó a la perfección en el apogeo masivo del britpop. Norman Blake y compañía dejaron después otras obras de poso menor pero también brillantes, entre las que se encuentra ese ‘Here’ (Merge, 16) que hasta ahora significaba su última entrega.
Cinco años después llega la continuación de aquel trabajo, concretada en una obra algo más irregular y menos luminosa. ‘Endless Arcade’ (Merge, 21) presenta un perfil más clásico del grupo, que apura dosis adicionales de espiritualidad en prejuicio del uso explícito de guitarras de antaño. Dicho de otro modo, el grupo bebe aquí a manos llenas de The Byrds, Buffalo Springfield, Simon & Garfunkel o el propio Neil Young –y en general del sonido tradicional de la cosa Oeste de mediados/finales de los sesenta–, en prejuicio de ese ramalazo power-pop con epicentro en Big Star. Una decisión que, quizás, cabría entender como el paso definitivo hacia la tranquila madurez del combo. Sea como fuere, la referencia alterna gemas incuestionables con algo de relleno acomodado que, por inhabitual en el catálogo de los británicos, motiva una sensación embarazosa.
Entre las primeras destaca el póker de ases inicial formado por “Home” (con su delicioso desarrollo de guitarras), “Endless Arcade”, “Warm Embrace” y esa joya que es “Everything Is Falling Apart”, a las que cabría añadir el estupendo single “I'm More Inclined”, “Back In The Day” y “Living With You”. Por su parte, en el segundo apartado entrarían composiciones bonitas pero sin claro distintivo del tipo de “Come With Me”, el ramalazo folk de “The Sun Won't Shine On Me” o “In Our Dreams”, con “Silent Song” ejerciendo como pausado cierre. Juntas conforman una serie de doce piezas tejida sin estridencias y rematada a la perfección en cada eslabón que, eso sí, prueba de nuevo las exquisiteces vocales y el intachable trato de la melodía por parte de sus autores.
‘Endeless Arcade’ (Merge, 21) es un álbum excelentemente interpretado, con sonido elegante y pulcro manejado por un grupo igualmente incuestionable. Pero la obra deja a la vez cierto sabor agridulce y extraño, al saltear auténticas joyas con canciones que, en el caso de unos intocables como Teenage Fanclub, resultan dolorosamente inocuas. Un elepé sencillamente correcto (que no obligado) dentro de la discografía más que notable de un grupo absolutamente imprescindible, cuya sombra es tan alargada y satisfactoria que no parece admitir medias tintas. El quinteto es, en cualquier caso y ante todo, una formación ante la que sigue procediendo el mayor de los respetos, tras probar que un disco menor con su firma puede seguir siendo una delicatesen. Aunque, como en este caso, eso suceda de forma intermitente.
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