Endika Lahaine presenta un proyecto que representa una corriente estilística que sigue abriéndose paso imparable y aposentándose en el territorio mainstream en el centro sur del país, pero se resiste a encontrar un hueco en el panorama regional; el tan a menudo mal llamado boom-bap, término que, en este caso, estaría aplicado a la perfección. Tal vez sea precisamente esta misantropía en el sonido y las letras, esta crudeza romántica que confiere el carácter propio al estilo, la que lo dificulta que éste encuentre asiento en una escena que, en general, no ha recibido con efusividad los esfuerzos de las diferentes generaciones de artistas urbanos; más o menos cercanos a esta personalidad de poeta al margen de todo que Endika y compañía proponen en “Mingotsa Mixtape”. Es posible que al norte de la meseta encontremos oídos más descreídos que en Madrid o Sevilla; bastiones del género desde hace más de dos décadas; es posible que la afluencia de misántropos haya hecho efecto y curado de espanto a un público ya difícil de sorprender en primera instancia.
No encontramos errores pero tampoco innovaciones, ni en los rapeas -con tablas, de veterano- ni en los beats, con sus bombo-cajas formulaicos y sampleos a la Mobb Deep. En cualquier caso, Endika encuentra virtudes desempolvando los antiguos manuales del género; empezando por la concepción coral de la mixtape. En "Mingotsa" encontramos una sucesión imparable y en ocasiones apabullante de voces e ideas que aportan frescura y cadencia a la experiencia; a la vez que multiplican el replay value de los tracks; ocultando regalitos en forma de referencias más o menos originales. De la misma manera que la multiplicidad de voces edulcora una experiencia que formalmente parte de una idea más bien amarga, existe una homogeneidad de personalidades y un discurso vacío y pesado, apoyado en blancos fáciles y tópicos del -vamos a bautizarlo de una vez- boomer rap (los amigos que se quedaron en el camino, la sociedad más preocupada de entrenar el cuerpo que la mente, etc) que opaca la variedad y los momentos más brillantes.
Momentos brillantes que, de hecho, se encuentran en la línea de perros viejos de la escuela; como alguna vívida secuencian storytelling en la que es imposible no pensar en la siempre presente SDJ Crew; o clásicos estribillos rompecuellos de estructura simple que, por alguna oscura y secreta razón, han devenido en fenómenos a prueba de décadas. En resumen; café para muy cafeteros, con las trabas de siempre para dejar poso en tierra que es fértil, pero cuando quiere.
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