Uno se la imagina tocando de pie, golpeando el suelo con un talón tozudo y el clásico “This Machine Kills Fascists” pegado en la barriga de la guitarra. No es que Lidia Damunt se dedique a la canción protesta, pero canta con la misma pasión con que recordamos la música de Woody Guthrie.
Un arrojo casi febril, el que hace de “Ocho caballitos de mar” algo tan vibrante o de “Aloes de 50 metros” un himno adictivo. En “La isla de las bufandas” la serie Z, el country blues y la peculiar, enigmática y deliciosa poética de Damunt encuentran un inusual refugio donde idear un mundo mejor: un sitio en el que la tristeza se convierte en nostalgia, en el que los problemas no son más que un motivo de celebración y en el que un oso remando en un lago no es nada tan extraño.
Que Hello Cuca son uno de los grupos con más encanto del rock nacional ya lo sabíamos; habrá que hacerle un hueco a Lidia Damunt ahora que ha decidido convertirse en una versión juguetona de Leadbelly. “Pueblo fantasmal” o “Temprano por la mañana” podría ser suya, si hubiera nacido en Murcia, fuera una chica morena y le gustaran los cómics.
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