Si en su primer trabajo los caminos eran varios, en éste la ruta aparece mucho más clara. A partir de los orígenes argelinos de Yacine, cantante y alma de la banda, han estructurado una propuesta que puede beber del rock, gnawa, reggae o hip hop, pero que se ha transformado en un sonido propio y distintivo.
La consolidación de la banda a base de conciertos (uno de sus puntos fuertes) musicalmente ha tenido un resultado tangible y audible. Los rapeos de Olalla crean el contrapunto ideal para la carnosa voz de Yacine. Los teclados de Stéphane junto a sus programaciones y las de Marc, ponen los ambientes vitales para las guitarras afiladas de Rubio. Y la potente base rítmica la fijan Pablo Potenzoni y Manolo al bajo. Justamente este último es el responsable de extraer un sonido al laúd que, combinado con la guitarra eléctrica, marca ese nuevo rumbo de Nour. “Em desenganxo del plom” o “La mosca al nas” son demostraciones de esa fuerza, armonía y conjunción. Otros como “Nar”, con esa aceleración gnawa final, o “Nour” son nuevos modelos de su particular unión oriente-occidente. Atención a esos textos en árabe, catalán, castellano y francés, o todos juntos, que retratan la cruda realidad que nos envuelve junto a imágenes de ese interior intangible que todos tenemos. ¡Gran trabajo!
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