Acabando la extensa serie de diez grabaciones que forman parte de su reconocido método MCO, la coda final no podía ser sino igual de clara y cercana a sus precedentes.
“Empúries” es otro tratado de fonética semiabstracta que, dando perfecta continuidad a los sonidos acuosos de su penúltimo “Seven Harbour Scenes”, muestra la cara más elegante y misteriosa hasta hora dada por Víctor Nubla. El barcelonés inunda con multitud de ecos de presencias y ausencias, de sentimientos melancólicos y épicos, unas formas que se debaten entre lo clásico y lo contemporáneo -como siempre buscando en la contradicción para ganar en complejidad-. Un trabajo de visos minimalistas, con énfasis en lo atmosférico y lo relajado de su carácter (como si cerrara por última vez la puerta sin hacer ruido) que reescriben esa particular manera de ver el mundo que el artista posee: como una fotografía impresionista; increpando a lo perdido o a lo intangible; tintando nuestro subconsciente con la inefable pericia que le caracteriza. Un bonito final para un muy largo camino.
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