Aunque hayan pasado tres años desde que se presentara al mundo con el single “Champagne” y dos desde el lanzamiento de aquel EP titulado “Systems” que ya apuntaba maneras, la angelina de raíces hondureñas Lorely Rodriguez cierra el año como una de las artistas más imaginativas del actual pop electrónico.
Escuchando su puesta de largo, “Me”, irremediablemente vienen a la cabeza los beats quebradizos y no asequibles para el gran público de FKA Twigs (ahí está esa montaña rusa melódica llamada “Need Myself” o el R&B ralentizado de “Everything Is You”), el hedonismo arty de iamamiwhoami o cualquier otra buena alma sintética nórdica (“To Get By” y la grandiosa “Water Water” dan fe de ello), y hasta el espíritu más mundano que Björk predicaba cuando empezaba a montárselo en solitario (“How Do You Do It” bien podría haber aparecido en 1993 en el “Debut” de la islandesa).
Pero influencias aparte, nadie puede discutirle a nuestra protagonista que ha firmado y autoproducido un disco, aun sustentándose en el pop, sorprende por su arriesgado y nada convencional envoltorio. ¿Lo mejor? Esa “Make Up” que nos la imaginamos en boca de Lykke Li.
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