Ask That God
DiscosEmpire Of The Sun

Ask That God

7 / 10
Maite Aparicio — 20-08-2024
Empresa — Emi
Género — Electrónica

Si había un momento idóneo para oficializar su dilatado y esperado regreso, ese era evidentemente el ecuador del verano. Las melodías juguetonas y hedonistas de Empire of the Sun son al estío lo que la depresión al lunes o el ajo al perejil. Un pack indivisible del que habíamos sido privados de su disfrute en ocho largos años y que ahora se nos revela como un todo totalmente impertérrito al paso del tiempo gracias a la inmortal frescura de un trabajo tan carente de ambición como rebosante de júbilo y efectismo.

A “Ask That God” (24), el cuarto elepé de esta dupla australiana de maestros del indie-dance, se le puede culpar de muchas cosas: de poco arriesgado, de pisar sobre seguro, de jugar con fórmulas excesivamente vistas o, simplemente, de ofrecernos más de lo mismo. Y seguramente ninguna de estas acusaciones estaría equivocada, pero todos sabemos que hay bandas con salvoconducto propio a las que la experimentación les es ajena por completo y de ellas solo cabe esperar que nos entreguen un pasaje directo y sin escalas a sus celebrados lugares comunes.

La de Luke Steele y Nick Littlemore es, efectivamente, una de esas expiadas propuestas que el oyente menos exigente y puntilloso valorará, consciente de que esto y nada más es a lo que se ha venido a disfrutar. Explosiones de color y euforia que resuenan con sólida inmediatez y se pegan como un chicle en nuestra memoria, actuando con el impacto instantáneo de un tema longevo y familiar (“Changes”), recursos felizmente previsibles que subrayan el espíritu nostálgico y retro del dúo (“Cherry Blossom”), o su placentera sencillez y vocación por el hit sin pretensiones ni trasfondo (“AEIOU”). Así es: sus tachas y máculas son al mismo tiempo sus virtudes y los motivos por los que no podremos salir indiferentes del infeccioso bucle que se genera en las primeras pistas del álbum.

Menos inspirados parecen estar en su respectiva segunda mitad, donde después de habernos dado todo lo magro en una atronadora sucesión de cortes que entran ya en la categoría de “best of” de la banda, acontecemos a una secuencia de temas anodinos e inocuos que, sin entorpecer del todo la escucha, tampoco alcanzan un elevado grado de memorabilidad. “Wild World”, “Rhapsodize”, la homónima “Ask That God” o el acto de cierre “Friends I Know” son pistas harto prescindibles y desaceleradas que a duras penas quedarán absueltas en el montante y pasarán desapercibidas ante la sí reseñable y emocionante “Happy Like You” o los encantos a la Pet Shop Boys de “Revolve”.

Irónicamente, un disco que arranca con versos como “This time we’re going through changes” termina por evocarnos exactamente todo lo contrario; que nada ha cambiado desde los días del Walking On A Dream (08), que siguen poniéndonos los pelos de punta a golpe de sintetizador y falsete conmovedor y que continúan creando melodías refrescantes e inolvidables con pasmosa soltura y sin la necesidad de reinventarse con equilibrismos. No se les puede pedir más y ni falta que hace.

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