Procedentes de Washington DC y por tanto estrechamente relacionados con las bandas de la zona (edita DeSoto, el sello de Kim Coletta, ex-Jawbox), pero a años luz no solamente de las bandas más características de la zona, sino incluso del planeta tierra. Porque llevan años (este es su tercer largo) demostrando que son unos auténticos marcianos, aunque rocen ocasionalmente los postulados del post-hardcore. Digamos que cruzando tangencialmente el sonido de Jawbox o Shudder To Think, The Dismemberment Plan pasan por ser una combinación de funk, hardcore, progresivo y diez mil cosas más, por ello tanto pueden recordar a la ex-banda de su productor (Jay Robbins, un clásico), para al segundo siguiente echar mano de un slap bass, acercarse a Brainiac, Built To Spill, a No Means No unos instantes más tarde, reflexionar a costa de Rush, aceptar que algo bueno tuvieron los primeros Primus, para, al final, sonar únicamente a ellos mismos. A ellos y a cómo deberían sonar muchas bandas independientes de aquí a unos años. De todas formas, como se puede esperar en cualquier lector mínimamente inteligente, a estas alturas estarán dudando de mi, así que escuchen «What Do You Want Me To Say?» y «You Are Invited». Si siguen cuestionándose la maestría de The Dismemberment Plan, por mi pueden irse ustedes a la mierda.
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