Si no fuera porque Elvis Costello es de los que no paran hubiéramos calificado el desastre que se le ocurrió hacer con “This Year’s Model” hace solo unos meses y un montón de artistas hispanos cantando sus canciones en plan karaoke sobre las bases originales ya grabadas como una muestra de falta de inspiración. Pero insisto, el gafotas es de los que no paran, y eso permite ver aquello como un simple resbalón o la ausencia de un buen amigo que le dijera que se dejara de chorradas. Y es que cuando lo hace es capaz de seguir emocionando. Aquí, de manera irregular, vuelve a lograrlo. Digo esto porque a este trigésimo segundo álbum de uno de los grandes del power pop –si no el más grande–, aunque trascendiera el género hace muchos años, le falta cierta coherencia estilística. El tema además se ha vestido de disco conceptual, considerando a “If” el apodo de un amigo imaginario tras el que se esconde el yo secreto de cada uno de nosotros (sic). Pero más allá de detalles apenas importantes, el disco funciona bastante bien en casi todo su minutaje. De hecho, canción por canción es un gran disco, aunque adolezca de que entre ellas no se lleven tan bien.
Para la ocasión, Costello vuelven a acompañarle The Imposters, que no deja de ser la formación clásica de The Attractions con Davey Faragher sustituyendo al bajo a Bruce Thomas, y aunque la grabación se ha hecho de forma diferida y remota, este aspecto se nota poco, manteniendo una sensación de banda compacta bastante equilibrada. Lo mejor de todo está en los momentos en que Costello parece volver a los setenta y a ese pub rock en el que ha sido un auténtico maestro, caso de la inicial y juvenil “Farewell, Ok”. Y lo peor, aunque para nada podamos considerarlo resbalones, insisto, es que piezas como la magnífica titular parezcan salidas de las sesiones perdidas del oscuro “Truth”, con lo cual el conjunto se resiente. Aunque, al final, siempre logra ganarnos. Armas le sobran mientras siga siendo capaz de facturar piezas del calado de “Paint The Red Rose Blue”, “Mistook For A Friend” o la juguetona y encantadora “Penelope Halfpenny”. Eso sí, no se dejen engañar. Que nadie les hable de obras maestras y esas exageraciones tan habituales hoy en día. No es el mejor Elvis Costello de su carrera –eso es complicado o casi imposible–, pero sí es el mejor Elvis Costello que podemos encontrar en este momento de su carrera. Ya quisieran otros.
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