El cauce creativo seguido por Elle Belga, desde que debutasen hace más de diez años con “1971” (Acuarela, 09), transita al margen de cualquier otra corriente más poderosa en términos de popularidad y aceptación. La dupla gijonense formada por Fany Álvarez y José Luis García (ex Manta Ray, ex Viva Las Vegas) lleva así una década dando forma a su valiosa música, completando ese tipo de canciones con alma propia y que crecen tras apostillarse sobre diferentes variaciones de folclore contemporáneo.
El dúo presenta ahora el que es su cuarto disco, que coge así el testigo de “Refugio” (Mont Ventoux, 13) y “Euforia” (Gran Derby, 16), y viene perpetrado por un total de once canciones dotadas con la inconfundible impronta de sus autores. Una nueva exposición de las preferencias de los asturianos, que se manifiesta al mismo tiempo como lánguido canto al amor y obra de tensa belleza, con sus pasajes en blanco y negro contrastando con una serenidad tan inhabitual como de algún modo acogedora. “Simetría” es un viaje con principio, final y varias paradas intermedias. Y, sin embargo, todos los elementos parecen apostar por la coherencia y pertenecer al mismo trazado. El álbum se abre con la explícita “Increíble amor”, y tiene otros momentos destacados en ese manifiesto que es “Amamos honradamente”, la solemne “Niego” (con reminiscencias de The Velvet Underground), el single “Carmencita Roiz” –que bien podría haber firmado Nacho Vegas–, los dos tiempos incluidos en “Seres Invencibles”, el propio tema que da título a la referencia o la final “Llegarán”. El disco viene construido sobre la crudeza de unos mimbres seleccionados con paciencia en su falsa delicadeza, con ambos protagonistas repartiéndose la espectral presencia vocal en plena complicidad.
“Simetría” es un álbum de aspecto etéreo y trasfondo inquieto, por momentos incluso sangrante, que realza la franqueza de sus escenas rurales y sombrías envueltas en ese tipo de magia que pueden llegar a presentar los lugares abandonados o alejados de grandes urbes. Grabado con Paco Loco en El Puerto de Santa María, éste es otro disco turbador que basa su lírica en la honestidad vital de Elle Belga. Un elepé que, una vez asimilado el inquietante aroma que lo cubre, termina por generar una extraña pero agradecida adicción.
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