Elem deja atrás totalmente el folk en su nuevo trabajo, “Planeta de Cristal”, para adentrarse de lleno en un pop con toques electrónicos que nos sitúa en una atmosfera espacial. Este cambio de registro está potenciado gracias a que cada una de las cinco piezas de este nuevo EP cuentan con la producción de Manuel Cabezalí (Rufus T. Firefly, Zahara). Lo que ha hecho la artista zaragozana con su nueva referencia es romper con su anterior yo a través de una historia, su propia historia. En ella nos muestra esa gran vuelta de tuerca que le ha llevado a cambiar todo, incluso su propio sonido.
Gracias a la calidez de su voz, podemos sentirnos más dentro que nunca en sus letras, esas que van desde el momento en el que se encuentra totalmente perdida en la inicial “Llévame lejos” hasta la pista final en la que resume a la perfección todo este trabajo con una solemne frase: “Vivir en automático no se me da bien”. Resulta realmente sencillo sentirse representado y cobijarse dentro de esas inseguridades y miedos que va narrando, ya que, aunque sea su propia historia, puede parecer que está contando la nuestra.
Respecto a la música, ha logrado que podamos hacer un viaje completo por ese planeta que ha creado, pero sin prisa, saboreando cada paso del camino. Es por eso por lo que la primera canción todavía nos recuerda a la Elem de “Si tú supieras” (21), aunque con un aura espacial que nos deja entrever que algo está cambiando. Algo que acaba demostrándose en “Catarsis”, en la que toda la canción viene acompañada de leves toques de electrónica que no hacen más que engrandecer la pista, sobre todo en ese brillante estribillo.
A mitad de este viaje nos topamos con “Planeta de cristal”, que tiene una cierta reminiscencia a todo el sonido del excelente último disco de Zahara. Lo cierto es que estamos ante el hit del trabajo en la que la voz de la aragonesa destaca en medio de un tema pop con, ahora sí, grandes toques de electrónica. Quizás es la pista más comercial, pero también la que mejor le sienta.
Ya al llegar a “Última superviviente” confirmamos definitivamente que estamos ante una nueva Elem, aunque sea más en el envoltorio que en el sentimiento. Por eso al llegar a “El fin del mundo”, la última y más larga de todas las piezas, todos nos lleva a pensar que su sonido totalmente ecléctico es un augurio de lo que nos va a ofrecer la artista en un futuro próximo. Ese inicio tan acústico que llega a romper pasado el primer minuto de la pista, nos induce totalmente en el final de la historia de esa cantante que por fin ha logrado encontrar esas piezas que le hacían falta. Nos quedamos con las ganas de si seguirá transitando aún más por distintos géneros o si ha encontrado su lugar en este planeta que parece de cristal. Pero de lo que estamos seguros, es que Elem tiene mucho que decir en un futuro.
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