DÍA

Los discos confesionales, de autor, intimistas, ya no son lo que eran. Y lo digo en el mejor de los sentidos. Lejos de las pianos minimalistas o las guitarras lacrimógenas, en los últimos años, grandes artistas como Rosalía o Charli XCX han presentado álbumes donde se abrían en canal, se mostraban vulnerables y exponían sus contradicciones más humanas, pero en lugar de hacerlo en sonidos para recluirse en una habitación lo han hecho bailando, innovando y creando vanguardia en su generación. Con el segundo disco de Ela Minus pasa exactamente lo mismo. Después de un debut que llamaba a la movilización colectiva, "Acts of Rebellion" (2020), la productora y música colombiana decide aferrarse al singular y construir un disco de electrónica club, donde su conocimientos de batería hacen brillar patrones de percusión como melodías, en el que por primera vez vemos quién se esconde tras los sintetizadores.

Abriendo con un delicado “Mother I’ve been a fool, acting all cool and now I’m broken” sienta las bases de un ejercicio de introspección que se entrelaza con burbujeantes loops. Viene a desmontarse y a encontrarse en el proceso. Con un poder prácticamente hipnótico, "BROKEN" nos arranca del universo combativo en el que nos dejaba su primer trabajo, para lanzarnos a una pista resplandeciente. A lo largo de los diez cortes que componen el disco, las pulsiones electrónicas resultan más orgánicas que nunca, como si viéramos crecer un nuevo tipo de plantas, de vida, en lugar de una codificación de ceros y unos. Y aunque esta paleta más pop y melódica, incluso ligera, también se encuentra en "COMBAT", mucho más ambient, la crudeza club sigue ahí. Temas como "IDK" o "QQQQ" parecen en sí la culminación de su primer ejercicio, pero en lugar de un triunfo, es una rendición liberadora.

En un diálogo constante consigo misma y con su maquinaria de trabajo, encontramos también la progresión de cortes "ONWARDS", "AND", "UPWARDS". Tres canciones que son al mismo tiempo como el mensaje global que da el disco. Siempre para adelante y para arriba. Es esperanzador porque es sincero, es empoderante porque se permite ser frágil. El disco funciona como un círculo en constante movimiento, como el propio pensamiento humano, el final podría ser su principio y viceversa. Con "DÍA" Ela Minus consagra una sensibilidad única para trabajar la electrónica y celebra en mayúsculas sus contradicciones con la más luminosa sinceridad.