Cuanto más labra una carrera un artista, más cuesta entender sus pasos. Las idas y venidas. ¿Por qué? Nos cuesta entender a las personas. Y a Joan Pons (El Petit de Cal Eril), nos cuesta el triple. A lo largo de su trayectoria ha trabajado tanto las máscaras y lo onírico, que no es fácil intuir el porqué o cómo respirarán sus discos. Lo que está claro es que, después del experimento junto a Mau Boada que fue “La figura del buit”, Joan Pons no ha seguido estirando de aquella cuerda que lo emparentaba con Yo La Tengo, entre otros.
Esta vez, “La força” tiene más de sus primeros largos que de su anterior álbum o de su predecesor, “Vol i Dol” (10). Textos alucinados pero sonoridad que transita el folk rural que lo encumbró, añadiendo psicodelia y gusto por la melodía. Y un final que es un principio: “L’adéu”.
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