Enfrascados en una autoedición que dejó hace tiempo de ser noticia, vuelven Templeton con este “El murmullo” que viene a ser la ordenación dominguera, con tiempo, de la habitación musical de los madrileños. Si uno comienza a escuchar distraídamente “Los días”, con sus cuerdas, su desnudez y su tremenda melancolía (“ahora pienso más en ti que cuando estábamos juntos”) sabe que con la guardia baja será fácil presa y acabará en el terreno pretendido por los músicos, pero el ser humano es así: siempre tentado por revolcarse en la tristeza propia y más en la ajena. Bastante equilibrado en cada una de sus blancas caras, el regreso de Templeton nos da una especie de prueba de ese deseo de parte del indie nacional de regresar al origen, a retomar una esencia que inevitablemente conduce al hecho de que la música que ellos quieren hacer es la que hacían y escuchaban sus padres. Ajenos a cualquier concepción cíclica y mucho más centrados en Los Brincos que en Mircea Eliade, los Templeton de 2012 tienen motivos más que de sobra para sonreír y para alardear de complicidad con su gente.
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