Toda una vida juntos como amigos, quince años funcionando como grupo con sus intermitencias, tan sólo un disco anterior publicado en un sello que ya ni existe. ¿Es Egon Soda un proyecto especial y diferente? Es evidente que sí.
Ellos mismos lo subrayan en el subtítulo del disco, porque pocas veces costó tanto grabar un segundo disco. Eso sí, cuando se ponen, se ponen. Nada menos que veinte canciones para un doble disco. Grabado alejados del mundanal ruido y rodeados de otros amigos que aparecieron por el lugar y que aportaron su grano de arena, a Ferran Pontón, Ricky Falkner, Xavi Molero y Pablo Garrido se les une además como miembro permanente el pluriempleado Charlie Baustista. Y esa es solamente la guinda del pastel.
Es al escuchar canciones como “Vals de pequeña mecánica”, “Un mundo de zurdos” o “Corominacuos y oropondelas” cuando uno descubre el verdadero rastro que dejan por el camino, y cuando toma conciencia de esos textos plagados de referencias literarias.
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