Sebas, Eduardo, Sergio y Alfonso practican el fútbol total en la música. Defienden un estilo, abren juego, la tocan al pie y definen con maestría. Juegan con líbero, repliegues rápidos, líneas mixtas y talento individual puesto al servicio del equipo. Su carrera es de fondo, porque siempre parecen estar en forma: sembrados incluso en barbecho. Con esta nueva colección de canciones, los zaragozanos levantan el ánimo de un dromedario. “Campos de Marte”, la pieza de apertura, es la tarjeta de presentación más adecuada: una buena colocación, ahora que todavía nos da miedo hacer shuffle desde la primera escucha, alegría en el tempo y consonancia que luce natural, como la manejaría un mago del Tetris. La guitarra limpia sobre la distorsión, los toques de steel, la base rítmica inmaculada, una fórmula que no chirría. El single “Dame una pista” es una de esas canciones que ponen la sonrisa en la boca porque sí, la banda sonora de una serie de televisión de la infancia, letras de metalectura amarga envueltas en papel de colores. El resto del álbum es para seguir celebrando. Punto, set y partido.
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