Si, por ejemplo, los has visto en directo, ya sabes de qué va la vaina. Rock and roll. Sin tintes ni suplementos, con todos los condimentos que se le exige a la salsa para que quede espesa y sabrosa. Los Eh, Mertxe!, así, con coma y exclamación, son una banda bien acorazada, con fibra y furia, que se saben de memoria los sacramentos que hay que echarle al potaje del rock and roll de factura clásica que no cansa si se ejecuta con resolución y honestidad. Ahora, lo que han hecho es poner la receta por escrito. Vamos, sin tanta tontería, que han sacado su primer larga duración y han conseguido que todo eso que les identificaba en concierto quede bien impregnado y registrado en los surcos del vinilo.
Porque sí, en vinilo lo han sacado, como mandan los intangibles y el espíritu romántico que viste al género. En parte, me imagino, es consecuencia de haber encontrado el apoyo de una discográfica como FOLC Records. No es baladí que sea así, porque, al fin y al cabo, se unen a una larga lista de bandas que se reúnen bajo el palio de este sello, demostrando que el rock and roll aún tiene músculo, más o menos fibroso, pero sin esteroides. No hay que olvidar, eso sí, que también acompaña en la edición otro anagrama. En este caso, el de Discos Invertebrados, sello al que también apetece celebrarle el trabajo que hace en su región. Igualmente, imagino que, antes de ponerlo en policloruro, no fue trivial la aportación de Martín Guevara en Silver Recordings, donde se grabaron los diez cortes de este disco. Y dicho esto, también digo lo que sigue, que ya era hora de que lo dijera, que el disco se titula Lo sabes bien y, como acabo de decir, contiene diez canciones, donde se practica la poliglotía y se conmemora lo que he dicho en el primer párrafo, que no hace falta que lo leas otra vez, pero acuérdate cuando me repita. Todo eso, también te lo notifican, con humor y colorido, de manera tanto explícita como simbólica, en la portada y el arte gráfico del disco. Se les puede ver a ellos en actitud distendida y libertina, acompañados de su colección de vinilos.
Se abre el disco con “Negociante”, y como carta de presentación es un negocio redondo. De inicio, y ya con cardenales en la testuz. Sueltan trapo eléctrico y lo ligan a un recitado acelerado y espinoso con el que espetan directamente al oyente descarriado. Opera luego el riff y ya tiran, para entusiasmar, de onomatopeya magnética. La letra también siembra el terreno: sin monsergas ni trapos calientes, bien usada la repetición. Ahí lo tienes, en una canción: rock and roll. Luego llega la siguiente, que encima da nombre al disco, y se asienta aún más el patrón. "Lo sabes bien" termina tan rápido que hay que volver a escucharla. En bucle: ritmo sugestivo, riff machacón, las sílabas respingadas sobre los platos. "¡Qué más da!" lleva la urgencia y el ímpetu de serie, que te lo anuncian los signos de exclamación. Si antes era un riff, ahora te atacan dos. "Arrasa todo" me suena a literatura nocturna de garito y resaca. En "Jakingo bazenu" yo escucho, de fondo, a Kuraia, aunque solo sea invitado por el idioma. Del hardcore al blues sin abandonar el punk-rock. Con "Ácido es tu ser", levantan un poco el pie del acelerador. Habla de amor, creo, pero también de cómo pasa el tiempo. "27" es un número y aquí es rock de versos terminados en puya. Motriz es "En la vid", con paso regio e imágenes ulceradas de lucha obrera, repletas, eso sí, de dignidad. Guitarras desnudas que abrigan una elocución grave. Todo acaba acelerándose, pero no se pierden los pasos, firmes, sobre el barro. De baile, son los pasos que se dan con el fantasma de Roy Loney en "Phantom Mover". Y, para cerrar, en "¡Oh, señora!" se acercan a la raíz americana y las guitarras buscan la épica apuntando hacia arriba, muy alto, hacía allí por donde se escapan las mejores sonrisas, como cuentan en la canción.
En resumen, te lo pongo en un listado: estribillos arrojadizos, letras sin arabescos, riffs y punteos de guitarras a mansalva y base rítmica de martillo neumático. Y te lo repito en una etiqueta: rock and roll. Para entenderlo mejor, que yo no me explico bien, vete a las diez canciones mencionadas anteriormente y que gire el vinilo sin miedo.
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