Lou Reed ha vuelto con un disco largo, muy largo. Catorce son las nuevas canciones que recorren los más de setenta y siete minutos de música que rebosan la capacidad del compacto. ¿Qué nos está diciendo Reed? Sin duda, su principal preocupación desde el oscuro y posiblemente incomprendido “Set The Twilight Reeling” es demostrar que no está acabado. Así que los cortes de “Ecstasy” se definen por una claridad visceral y directa: Reed vuelve a roquear y temas como “Future Farmers Of America” o “Big Sky” lo confirman. Mientras que muchos artistas, llegados a cierta edad, sólo aciertan a diluir los éxitos de su carrera a base de discos mediocres, Lou Reed se dedica a dignificar un legado imprescindible para la historia de la música moderna.
Muy lejos de ser mediocre, “Ecstasy” suena a aire fresco, a un Lou Reed rejuvenecido con ganas de decir cuatro cosas, como la cancelación de sus fechas en Austria a raíz de la llegada al Gobierno del ultraderechista Haider. En su nuevo disco encontramos canciones sencillas y directas, pero también ruidos infernales como en “Like A Possum”, orgía noise de diecisiete minutos. Por su parte, “Ecstasy”, “Modern Dance” y “Mystic Child” se cuentan entre lo más acertado del disco. Siempre habrá quien se niegue a escuchar lo nuevo del neoyorkino, pero cabe decir que “Ecstasy” no se avergüenza ni ante la Velvet Underground ni ante “Transformer”, “New York” o “Berlin”. Bien por Reed.
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