Earphoria

Cuando fuimos los mejores, que diría Loquillo. Bueno, casi. “Earphoria” documenta el estado de las cosas en el mundo de las Calabazas Aplastadas hacia el 94, justo antes de meterse en el estudio para grabar esa ostentosa (a ratos exagerada, en su mayor parte sublime) oda al desencanto de la generación grunge que fue “Mellon Collie And The Infinite Sadness”.

Cuando fuimos los mejores, que diría Loquillo. Bueno, casi. “Earphoria” documenta el estado de las cosas en el mundo de las Calabazas Aplastadas hacia el 94, justo antes de meterse en el estudio para grabar esa ostentosa (a ratos exagerada, en su mayor parte sublime) oda al desencanto de la generación grunge que fue “Mellon Collie And The Infinite Sadness”. Confesiones: Smashing Pumpkins fueron (y por ello siempre serán) uno de mis grupos favoritos; y “Siamese Dream” me sigue pareciendo su disco más redondo, desgarrador y hermoso. Uno de los grandes de los noventa, pese a quien pese. De lo que vino después de que el calvo echara a Jimmy Chamberlin, mejor no hablamos. Así, este disco de tomas en directo y alguna rareza (que se complementa con el DVD “Vieuphoria”, ya editado en VHS en el 95) nos presenta canciones tan emblemáticas como "Disarm" (cruda y mágica), "Today" (un puto clásico que me sigue poniendo la piel de gallina), "I Am One" (grabada durante su concierto en Bikini del 93), "Geek USA" (arrolladora y celestial) o "Cherub Rock" y "Mayonaise" (preciosas en acústico); y cortes marcianos como ese "Slunk" que parece arrancado de las sesiones del infravalorado “Gish” o “Bugg Superstar”, una ida de olla techno-poppie que James Iha (¡qué bueno era su disco!) le dedica a su perro. Me falta "Spaceboy", una debilidad.