Private Space

Durand Jones & The Indications se confirman, en base a su tercer disco, como uno de los nombres potentes y definitivamente a tener en cuenta dentro de la nueva escena soul, tras llamar la atención con su debut homónimo de 2016 y, sobre todo, con aquel notable ‘American Love Call’ (Dead Oceans, 19) de hace tres años. El combo de Bloomington se suma así a esa lista en la que Leon Bridges, Curtis Harding, Benjamin Booker, Nick Waterhouse o Black Pumas ocupan posiciones destacadas.

La formación aprovecha el lanzamiento para sacar pecho y dar un paso al frente, virando con frecuencia (más que en obras previas) hacia ese tipo de funky vertical e irresistible que apunta sin disimulo a la pista de baile. Al mismo tiempo, el grupo prueba su solvencia para lucir una personalidad tan clásica como actualizada, dependiendo del perfil con que quieran impregnar a cada composición en cuestión. Esa es, en realidad, la principal virtud de ‘Private Space’ (Dead Oceans, 21), inspirado conjunto de diez cortes sedosos y con amplia presencia de falsetes que luce igualdad de aciertos en ambas preferencias.

Sucede con sus piezas más pretendidamente retro y convincentes a la ahora de recrear esos ambientes pretéritos, caso de “Love Will Work It Out”, la sensualidad manifiesta de esa “Private Space” que da título al lanzamiento, el homenaje no velado a Barry White de “More Than Ever”, el romanticismo extremo de “Ride Or Die”, o la final “I Can See”. Por otro lado, los norteamericanos resultan igual de fiables cuando de manera puntual suenan contemporáneos y renovados, en canciones como la animosa “Witchoo” (en la línea de Fantastic Negrito), “Sea Of Love” o la insinuante “Sexy Thang”.

La capacidad sorpresiva de ‘Private Space’ (Dead Oceans, 21) es limitada, con las muestras previas del talento de Jones y compañía poniendo sobre aviso. Pero a cambio supone la confirmación categórica acerca de la fiabilidad del sexteto, con dianas dotadas con ese sentimiento y encanto imprescindibles en el género. Una referencia, en definitiva, con la que la banda entra a disputar el trono de esa reciente hornada de músicos que tienen en el enardecimiento del soul su principal cometido.