Dua Lipa Radical Optimism

El regreso de Dua Lipa es un conglomerado de buenas ideas no del todo bien desarrolladas. Una pieza que no llega a reflejar una etapa realmente productiva a nivel creativo para la artista y que la ha cargado de odiosas comparaciones con su predecesor. Sujeto por unos cuantos temas pop bien perfilados, “Radical Optimism” desprende una especie de sensación de inestabilidad, freno y falta de cohesión que hace que no entres de lleno y no conectes del todo con él.

Es un disco de buen rollo, sintetizadores quemados por el sol, vacaciones y despreocupación ante la vida. Un álbum lleno de arreglos pomposos –y que no tiene sus mejores letras–, construido mano a mano con Kevin Parker (Tame Impala) y Danny L. Harle. Dua Lipa se monta las vacaciones de sus sueños sobre una ola pop a la que nos tiene ya acostumbrados. Un mal viaje que se aleja un poco de la obsesión disco que supuso “Future Nostalgia”, pese a que siga esa esencia muy presente en temas como “Houdini”; y todo el elaborado trabajo de perfección, cuidado y madurez que transmitía su anterior entrega en esta ocasión desaparece. “Radical Optimism” busca más encontrar la frescura y el juego de laboratorio del debut. Es un disco caótico ya que, pese a ser un proyecto de bastante corta duración para lo que suele salir hoy en día, no se termina de entender muy bien la decisión final de los temas incluidos en el álbum y cómo estos se retroalimentan. Aun así, para destacar también lo bueno, hay que reconocer que esa falsa sencillez que presenta a veces la propuesta llega a convertirse en todo un “guilty pleasure” y consigue que los mejores temas del disco entren en bucle en tu playlist personal y se vuelvan adictivos pese a tener completamente olvidados todos los demás.

El talento de Dua para hacer buen pop es desbordante y cuando quiere sabe donde tocar para recordártelo. Sin embargo, el problema principal de “Radical Optimism” reside en el intento por parte del oyente, e incluso la necesidad, de buscar más allá de lo que ya conocemos de la propia artista tras haber tocado el cielo con “Future Nostalgia”. En tratar de hacernos creer que este disco, como dijo su propia autora, es un proyecto de inspiración rave de los noventa y sangre psicodélica que sinceramente nos cuesta encontrar a duras penas. Ciertamente poco hay de eso aquí, es más, como decíamos antes, es un álbum que nace de la sombra de la perfección pop alcanzada y que por suerte en ocasiones genera buenos momentos como el empujón funk de “Whatcha Doing” o el crecimiento vocal de “Falling Forever” bajo un aura algo más house. Y es que no hay muchas joyas ocultas con las que obsesionarnos más allá de los singles, que hasta ahora podríamos definir como lo mejor del disco. Nos gusta pensar, eso sí, que todo podría haber sido muy distinto si la energía mediterránea de arranque que nace en “End Of An Era” hubiera alumbrado mucho más el resto de la propuesta aportándole mayor identidad y no se hubiera cortado en seco como ha terminado ocurriendo.

Sabíamos que Dua tenía un reto enorme que superar con este lanzamiento. Por otro lado, es agotador ver toda esa narrativa de exigencia una vez que te califican como estrella pop en la que estás sujeta únicamente a la perfección y tener que demostrar a las masas que estás a la altura que ellos deciden que estés. Dua no es así, no quiere esa responsabilidad, no busca ser la reina de los charts a toda costa. Es una figura comercial sí, pero no tiene miedo a mostrar sus puntos débiles y jugársela si está haciendo la música que ella quiere. Vive la industria de una forma diferente, navega por el pop y lo hace acudiendo sin filtro de forma recurrente a todos esos espacios sonoros en los que disfruta y en los que se siente segura. Suponemos que para el próximo disco tocará dar un nuevo volantazo. La moda disco y ochentas se va, el EDM está asomando la cabeza de forma extraña de nuevo y estamos seguros de que todo ese discurso ravero que tenía intención de meter en este álbum sigue creciendo en su cabeza. Lo que no podemos afirmar es si las nuevas decisiones volverán a saciar las exigencias de todos aquellos que le piden un himno pop constante, reclaman el éxito sin darle tregua alguna a la estrella e incluso hasta la cancelan si no cumple con las expectativas.