Alex Chilton, Dan Treacy, Julian Cope, Andy Partridge, Lawrence Hayward, Chris Bell, Robyn Hitchcock… y sí, Cass McCombs. Este norteamericano con más ganas de esconderse que Bin Laden es otro de esos músicos con un punto de loco alucinado que está encantado de estar en la lista de los outisders más inspirados del pop de siempre. “Dropping The Writ” es su tercer disco, y otra muestra del talento de McCombs, un músico que juega a su antojo, como hacían sus maestros, con el pop de espíritu psicodélico, y que también le da a las letras confesionales, muchas al borde del cripticismo, que no hacen sino aumentar el halo de misterio que rodea su figura. A pesar de jugar en la liga del pop raro, en “Dropping The Writ” vuelven a haber unas cuantas canciones luminosas que hacen que sea más fácil engancharse a la obra del de Baltimore. La canción que mejor ejemplifica esa fuga a la luz que más de una vez cometen estos curtidos francotiradores es “That’s That”, que podría pasar como el outtake soñado del “Mirage” de Fleetwood Mac.
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