Llevábamos demasiado tiempo sin saber nada del after punk que tan bien cultivaba Mae Kurtz, por lo que la aparición de este disco ha sido una grata e inesperada sorpresa. Por suerte para los que seguimos su carrera, Mae no ha cambiado para nada su registro y repite, sin que esto sea negativo, las estructuras y la forma de cantar que ha provocado que nos parezca una de las propuestas más originales del territorio. Sabe mantener esa atmosférica neblina en canciones como “Find Me” o el misterio aterciopelado en “Strange Moonlight”, mi favorita, mientras la eterna presencia de Ian Curtis se manifiesta en su música quizá en menor medida que en otras ocasiones. Oscuro, pero no exento de dinamismo, “Drain” se enfrentará, sin duda, a la etiqueta de disco difícil pero eso no debe asustar -ni mucho menos- al oyente mientras se sumerge en sus cientos de matices.
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