“38 Latigazos” promete la tensa, arrastrada y eléctrica canción que abre el nuevo disco de la banda de Urretxu The Northagirres, y esos cantos desérticos, fronterizos, cabalgados en castellano e invitando a los coros de taberna pudieran dar una idea distinta al concepto global que queda después de escuchar “Down the highway”, su segundo trabajo. Porque la contigua “Don’t pull me down”, brillantísimo y decadente ejercicio de rock callejero, lleno de sentimiento algo canalla y pianos y guitarras que marcan una melodía de las que llegan para quedarse, nos hace mirar a los Stones pringosos más que a las huestes arenosas. Y eso que el disco comienza con un guiño explícito y reconocido a la intro del “Hanging Around” de The Stranglers.
Y es que este puñado de medios tiempos que propone Iñigo Agirrebalzategi, guitarrista y cantante que muestra en su bagaje muescas tan sabrosas como The Hot Dogs o Mutürbeltz, está dotado de la capacidad melódica que hace grande a un country-rock como “Down the highway”, de la arrogancia nocturna de “Saturday night” o de la infecciosa electricidad de “You shouldn’t understand”, donde el rock americano más incisivo campa a sus anchas. Se rodea de una banda de veteranos que ya ha compartido con él aquellos mismos nombres o que añaden otros, como Black Diammond o Painful (Aitor Godoy, Iker Álvarez, Borja Aramburu, Iñaki Urizabal, Ana Agirrebalzategi), y de la que destacan unas teclas capaces de apuntalar cada nota, cada estribillo, hasta conseguir el disparo certero.
Y al final, cuando has sido abrazado por unas canciones que derriten la gélida y preciosa portada, queda la sensación de que todo ha tenido más sabor a callejones que a praderas, a Stones que a Parsons, a heroína que a peyote, a Burning que a La Frontera, a inglés que a castellano, a rock canalla que a horizontes infinitos. Y que así, todo ha salido ganando.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.