Divorce, (Tiger Cohen-Towell, al bajo y a la voz, Felix Mackenzie-Barrow, a la guitarra y a la voz, Adam Peter Smith, a la guitarra y a los sintes, y Kasper Sandstrøm, a la batería) es una banda británica que lleva dando que hablar desde que se juntaron en 2021. Una de sus características es su mezcla de diversas músicas, como country rock, indie pop o folk, haciendo que a veces suenen como varias bandas distintas hasta en la misma canción. Es algo que sigue pasando en su disco de debut este "Drive To Goldenhammer" que les ha producido Catherine Marks (boygenius, Wolf Alice o Foals), pero en el que consiguen imponerse a sus diversas fuentes para crear algo que sorprende y funciona al mismo tiempo.
El viaje comienza con la delicada "Antarctica" donde se pueden oír esos ecos de Americana y country rock que tenían algunas de sus primeras canciones, con un toque a lo Adrianne Lenker, eso sí, con esas mezclas tan propias de la banda como esa batería sintética y esas fantásticas armonías de Cohen-Towell para la voz principal de Mackenzie-Barrow, mientras de fondo suena un violín country, es un magnífico inicio de viaje que se ve confirmado con la siguiente canción en la que los cambios vuelven a ser constantes, esta vez, "Lord", comienzan cercanos al jangle pop, con Cohen-Towell de voz principal y Mackenzie-Barrow haciendo las armonías, pero luego llega el primer cambio y la canción se convierte en un pelotazo de Heartland Rock con un estribillo memorable
Luego, canciones como "Fever Pitch" dejan clara la maestría de Divorce a la hora de crear complicados arreglos, mezclando diversas fuentes, como ese inicio a capella, luego una especie de vals indie que, después, se convierte en Glam Rock. Las aguas se calman con la emocionante “Karen”, una especie de folk misterioso, a medio camino del chamber pop, con una melodía sinuosa que sirve de homenaje para Karen Carpenter cantado en solitario por Cohen-Towell, pero que termina rompiéndose en una especie de power ballad con solo de guitarra incluido
La música no para cuando comienza “Jet Show”, cantada ahora por Mackenzie-Barrow sobre un riff distorsionado en plan post punk pero que termina abriéndose en un estribillo azucarado cantado al unísono por las dos voces principales que es como mezclar unas estrofas de Squid con un estribillo más propio de ABBA.
Y así sigue un disco donde las influencias más variadas se dan la mano canción a canción, a veces en la misma canción, así en "Hangman" se juntan espasmos propios de los Talking Heads con un puente que parece sacado de Fleetwood Mac, mientras que en "Pill" entran toques electrónicos, en "All My Freaks" hacen su mejor homenaje a los Cocteau Twins de "Heaven Or Las Vegas", en "Where Do We Go" canalizan a la St. Vincent más rock y sensual, mientras que el cierre, "Mercy", es un precioso dúo acústico de los dos vocalistas principales, con fantásticas armonías y melodías, que hará las delicias de los amantes de Fleet Foxes.
En definitiva, este viaje a Goldenhammer suena a la vez cuidadosamente planeado y maravillosamente espontáneo; un viaje a paisajes que ya te sonarán de otras veces pero que, sin embargo, se las arregla para sorprender en cada curva y hacer que disfrutes de cada parte del camino.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.