Tras un álbum con la exhuberancia instrumental y la unitaria coherencia de su anterior disco “The Black Dirty Sessions”, sorprende sobremanera un disco tan desmalazado como este. Y lo hace porque aunque tengamos la certeza, demostrada en sus directos, de que John McCauley es un cafre de tomo y lomo , no deja de sorprender que se haya dejado llevar por una serie de canciones demasiado básicas en su clásica estructura rocanrolera como para tomárnoslas totalmente en serio. Deer Tick han sacado a pasear su lado más gamberro, su vertiente más borrachuza y punkarra que les hace estar de vuelta de todo. Tan de vuelta que a buen seguro les importará un soberano pepino como acoja la crítica, un cuarto trabajo, que no pasa de ser un curioso artefacto para dotar a sus directos de un buen número de cortes que incitarán al desenfreno. Temas directos, sin aderezos ni sofisticaciones, que se podrían situar a mitad de camino de unos Rocket From The Crypt y los Drive By Truckers, aunque también del espíritu de Los Ramones intoxicados por los Rolling Stones.
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