Nada ni nadie ha muerto, sino todo lo contrario. Vigoroso y vigoréxico reaparece Joan Colomo reactivando la maquinaria del trío de Sant Celoni después de los pasos en solitario de estos últimos tiempos. ¡Y vaya maquinaria! Engrasada y puesta a tono. Lo digo desde ya, “Origen Aborigen” es enorme, la mejor canción y como indica su título la más aborigen. Un desquicio, un rara avis en un cuarto disco que es menos dispar en estilos que los anteriores pero, sin embargo, muy anguloso en término rock e igual o más ácido y corrosivo como la cabecita de Colomo ya nos tiene acostumbrados. Se ve que el folk mediterráneo o el tex mex ya no están hechos para Inés Martínez y Narcís Prats y en su regreso se han centrado más en un garage-punk anfetamínico y callejero muy power pop consiguiendo un repertorio con más cuerpo y unidad. Las rabiosas “Deriva” o “Canción póstuma” son contundencia pura con pegadas muy marcadas en, sobre todo, “Carnaval”. “Ministerio de Ergonomía” es el otro reverso por la voz de Inés que le da otro plus. Y con la latina “Línea curva” cuanta razón lleva su sello cuando en la hoja promoción se dice que puede recordar a Juanes. Sí, sí, sin manías. Y eso es lo que no tienen ellos tres; ejemplo para muchos. Un descaro, un festival, una juerga, una patada a la vulgaridad mal practicada con el vulgarismo por delante, reconstruyendo lo que debería ser el rock estereotipado y convencional en este país.
Lo mejor del castillo deben ser los inrsegos turedsticos que genera a los be1varos, aunque una parte importante de los mismos se va en las continuas restauraciones que se necesitan para mantener en pie ese enorme peso de piedra sobre laderas escarpadas que hay que asegurar una y otra vez. Lo peor es el care1cter artificioso y un poco pastiche del edificio. El dormitorio del rey (de un estilo neogf3tico negro tenebroso, en un castillo neorrome1nico) se lleva la palma.Pero la visita merece la pena. No sf3lo para admirar el capricho rome1ntico , sino para gozar de un fastuoso paisaje de bosques, montaf1as y lagos.