Una década, justo una década ha pasado desde que John Hiatt recuperara la forma con “The Tiki Bar Is Open” (2001), para mantener el pulso desde entonces a lo largo de cinco discos de estudio (incluido este) en los que, sin llegar a la excelencia, apenas ha bajado la guardia. De todos ellos mi referido es “Same Old Man” (2008), aunque es posible que en unas semanas, y a la que este nuevo trabajo se instale en mi reproductor, cambie de idea. Y es posible porque aunque John Hiatt no ha cambiado su baraja de tahúr durante diez años y tampoco haya conseguido un disco tan absoluto como “Bring The Family” (1987) o “Slow Turning” (1988), no es menos cierto que ha logrado mantener un más que óptimo nivel con unas composiciones sólidas y adaptadas a su peculiar forma de cantar: mascullando las palabras con rictus impasible y una voz privilegiada para la sinuosidad del country rock, estilo en el que siempre ha mostrado su mejor nivel. Rock de estructuras clásicas al igual que Tom Petty (“Damm This Town” o “Detroit Made” serían un buen ejemplo), Johnny Cash (excelente “Down Around My Place”) o dulces baladas como “Til I Get My Lovin’ Back” o la conmovedora “Hold On For Your Love” en las que el binomio amor/desamor son bandera al estilo de una Lucinda Wiliams, de la que podría afirmarse que es su reverso femenino. Música atemporal que no sabe de focos de actualidad ni de otras zarandajas de la industria. Música que busca conmover por la vía fácil, gracias a una clase instrumental tan sobria como precisa. Un envoltorio sonoro de calidad que en esta ocasión ha corrido a cargo de la banda que lleva ya un tiempo acompañando al trovador de los corazones rotos de Indiana. Vaya, que en este caso el que no haya nada nuevo bajo el sol, si exceptuamos la inocua producción de Kevin Shirley (Aerosmith, The Black Crowes o Iron Maiden). significa, en sí mismo, una buena noticia.
Es el disco con mejores canciones de Hiatt desde el "Walk On", aunque "Crossing Muddy Waters" tampoco se quedaba atrás; estos tres más los dos de finales de los 80 citados en la reseña conforman, para mi gusto, el quinteto esencial de este hombre. Bravo, John!!!