El inicio no puede ser menos prometedor. Una más que olvidable por evidente “Woman Of Mass Distraction” y la divertida pero tontorrona “You Make Wanna”, con un estribillo tan poco defendible como “You make me wanna uh! uh! uh!”, hacen prever lo peor.
El resurgir empieza ya con la beatleiana “Perfect”, a la que acompañan la corrosiva “Dirty Diamonds” y la dulce “Pretty Ballerina”, que parece querer enlazar con la inolvidable “Millie And Billie” de hace veintisiete años. A partir de ahí todo son cartas ganadoras (sí, la insulsa “Stand” se la podría haber ahorrado) y un nuevo triunfo en el reto de Alicia por seguir desafiándonos a los enemigos de la nostalgia con nuevos discos que se sustentan sin dificultad por sus propias virtudes y valores y no por las reminiscencias del nombre que los firma. Desde que Alice Cooper decidió volver a ser él mismo en “Dragoontown” sus entregas se cuentan por victorias artísticas contra el prejuicio e incluso la lógica. El hecho que el signo de los tiempos y los favores de la coyuntura no le sean favorables resulta sólo un hecho circunstancial para quienes disfrutamos desde la soledad de tan destacables muestras de genio.
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