Tras los dos primeros discos de The Distillers, el estilo de Brody Dalle cambió. Menos rabiosa, con un toque más comercial y algo más alejada del punk, repetía fórmula con The Spinerettes. En su primer disco en solitario equilibra fuerzas, dotando a su sonido de mayor contundencia en algunas canciones, pero también incorporando nuevos ingredientes (algo que, por otro lado, nunca ha dejado de hacer en su carrera). Consciente de que la oportunidad de reemplazar a Courtney Love como gran musa del rock alternativo pasó de largo, Dalle busca recuperar la confianza y grabar discos que puedan situarla de nuevo y con garantías en la posición que algún día ocupó. “Rat Race” y “Don´t Mess With Me” vuelven a mostrarnos a aquella mujer que se desgañitaba con sentido y canciones potentes, mientras que en “Dressed In Dreams” y Carry On” le añade azúcar a la fórmula. Parece ser que la maternidad la ha domado. De hecho, incluso podemos escuchar a su retoño en algún tramo del disco entre invitadas como Shirley Manson o Emily Kokal de Warpaint.
La época Distillers nunca volverá. Igual que RHCP nunca volverán al Blood sugar sex magic.
OJALÁ siga investigando en la vía de fusionar electrónica, rock-punk y, si se pone, flamenco! Grande Brody.