Is The Is Are
DiscosDiiv

Is The Is Are

7 / 10
Miguel P. Bachiller — 19-01-2016
Empresa — Captured Tracks
Género — Rock

Tras cuatro años de espera desde “Oshin” (Captured Tracks, 12), Zachary Cole Smith y los suyos han vuelto con un material que el líder calificaba como “el mejor de su carrera”. El segundo álbum del de New York nos llega este 5 de Febrero, tras una gira larguísima y con un proceso de grabación y mezcla mucho más extenso que el de su predecesor. Debido a estos factores y a otros que veremos a continuación, comenzamos a corroborar el camino de madurez recorrido por la banda, que por lo menos no ha perdido el tiempo durante casi un lustro, aunque esto no significa que lo haya exprimido.

Compuesto por 17 temas y con más de una hora de duración, este “Is The Is Are” (Captured Tracks, 16) continúa de forma segura los primeros pasos del grupo, anulando ciertos tics que a su predecesor le restaban redondez. El álbum arranca con “Out Of Mind”, a caballo entre un krautrock con tintes épicos, un indie pop poco pegajoso, y una genial melodía de la guitarra de Smith. Lo primero que se advierte a medida que se suceden las canciones iniciales es el reparto de protagonismo perfectamente equilibrado entre los riffs más intensos y las exquisitas líneas de bajo. Esta mezcla tan lograda, recuerda en la seriedad y la sobriedad al post punk más sofisticado (véase “Under The Sun” o “Blue Boredom” con Sky Ferreira).

Conforme el álbum progresa, sin perder un ápice de su armonía, las melodías comienzan a ser más rudas y a densificarse. Podemos comprobarlo en “Yr Not Far” con esa línea de apertura que parece de Toundra (sí, los de aquí)… Nos encontramos pues, en mitad del disco, tonteando entre la distorsión post rock y los hipnóticos pedales de las guitarras dream pop de las Cocteau Twins en “Take Your Time”. Quedan así plasmadas las exquisitas y variadas influencias de DIIV, quienes las reparten de forma desconcertantemente acertada dentro de las mismas canciones. En la segunda mitad del largo continúan las reminiscencias de los 90 y del indie rock más moderno entre  Sonic Youth en “Mire (Grant’s Song)” o Real Estate en “Healthy Moon”. Esta sección termina pasando de forma más desapercibida que la primera como consecuencia de los insulsos interludios, pero cierra memorablemente con la adrenalínica “Dust” y “Waste of Breath”; un final tétrico, que por una vez no suena a tantas otras cosas.

Zachary Cole Smith ha vuelto a hacer otro disco que coquetea con varios de los géneros más oníricos y accesibles que nos ha traído la música alternativa en el siglo XX. Su paleta de colores es bastante atractiva, eso es innegable, pero toda la gama cromática que nos trae nos resulta preocupantemente conocida. Esto nos hace preguntarnos si cuatro años de trabajo no podrían haber dado para algo más innovador o vanguardista, pero mientras lo hacemos; seguiremos agitando nuestras melenas al son de su guitarra.

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