A media distancia entre el rock meditabundo de My Morning Jacket y el cantautorismo quimérico de Daniel Johnston. Tan cautivo y atrincherado tras su impermeable universo como Bon Iver. Su cabaña particular es su natal ciudad de Calgary, perdida en medio de la nada canadiense. Desde allí, Chad Vangaalen reaparece cada pocos años para entregarnos un nuevo paquete de canciones difíciles, pero siempre sentidas y con un tono melancólico que transmite empatía.
En esta ocasión, la cuarta desde que en 2005 apareciera en el panorama independiente con “Infiniheart”, el autor regresa tras haber trabajado en la producción de los dos primeros trabajos de los también calgarienses Women. Y bien que se nota la experiencia adquirida a la hora de autoproducirse estos nuevos doce temas, más cohesionados y uniformes que nunca. “Diaper Island” fluctúa entre cortes de rock preciosista como “Burning Photographs”, con punteos que recuerdan a los de Tom Verlaine, a canciones de folk rock pantanoso como “Sara” o “Wandering Spirits”.
Nunca ha estado tan cerca Vangaalen de editar un álbum de rock más o menos digerible a la primera escucha. Más o menos, claro. El minutaje no está exento de experimentos sonoros como en “Can You Believe It!?”. Pero por primera vez en su discografía no da la sensación que el relleno y la desconexión entre los diferentes temas lastran el resultado final.
Está muy bien el disco, hombre.
supongo que es un error, pero la fecha de publicación sale 01/01/2009. A ver q tal suena el disco, voy a escucharlo. Salut!