Destruction Unit son de Phoenix, Arizona, y tocan rock muy alto. De forma tan concisa presenta su sello a un quinteto que publica un segundo trabajo con el que redoblan la apuesta rockera de su debut “Deep Trip”: Guitarras y riffs abrasivos -a veces, como en la apocalíptica “Chemical Reaction/Chemical Delight” de acidez metalera-, ritmos frenéticos, noise sucio y garage, psych punk oscuro, regusto psicodélico desde la misma portada, referencias alucinógenas en las letras enterradas bajo el ruido.
Desde su mismo nombre, Destruction Unit quieren llevar la energía de su directo al disco, cosa que consiguen parcialmente, ya que el sonido asfixiante, duro y agresivo del disco no deja espacio a los matices. Como (en mi humilde opinión) les sucede, por ejemplo, a sus primos canadienses Metz, que confunden volumen atronador con esa impenetrable muralla de masterización que arrasa las dinámicas. Es el signo de los tiempos.
Más allá de cuestiones técnicas que sólo deben preocupar a quien escribe estas líneas, “Negative Feedback Resistor” -por cierto, excelente título- está concebido como un mordisco a la yugular del oyente, sin cuartel: Desde las brumas eléctricas introductorias de “Disinfected”, las canciones se encadenan entre acoples y disonancias, atmósferas enfermizas, bajos robustos de inspiración stoner, ritmos con regusto hardcore y guitarras afiladas como cuchillos en colisión (“The Upper Hand”). A veces como unos Jon Spencer pasados de rosca (“Animal Instinct”), otras unos At The Drive In en el lado oscuro (“Proper Decay”), en ocasiones unos Off! sin sentido del humor (“If Death Ever Slept”), sin duda Destruction Unit apuntan alto, a banda definitiva de rock del siglo XXI, pero de momento se quedan en algo plúmbeos alumnos de todas sus (buenas) referencias.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.