Los seguidores de Dan Bejar están de enhorabuena, “Have We Met”, su nuevo disco bajo el nombre de Destroyer, es el acompañante perfecto para “ken” y “Kaputt”, nuevamente influido por los sonidos más ochenteros, del synth pop al sophistipop, pero con ese giro irónico en sus letras y su voz tan propio del colaborador de The New Pornographers.
No era su plan inicial, y es que este disco comenzó con Bejar buscando un sonido más fuerte y abrasivo, con samples de batería, con efectos de sonido y poco más, pero al final el resultado es mucho más pop en la música, a pesar de lo apocalíptico de las letras. Unas letras marca de la casa en las que vuelve a utilizar ese truco suyo de coger la cosa menos poética del mundo y hacerla sonar de manera hermosa, como ese momento en “Crimson Tide” en el que dice "when lightning strikes twice the funeral goes completely insane" o su perversa pausa cuando entona "I know how you blow... Bubbles".
Es precisamente “Crimson Tide” la canción que abre el disco con matrícula de honor y nos da una pista de cómo se ha hecho este disco, una obra construida en capas, en la que lo primero es la voz de Bejar y luego es arropado por la producción sintética de John Collins, con Nic Bragg actuando como su Phil Manzanera particular poniendo los adornos con la guitarra. Es, aun así, el disco más personal e individual de su carrera, el que menos suena a banda, a pesar de las valiosas aportaciones de Collins y Bragg.
La segunda canción, “Kinda Dark”, es la que suena más parecida a la idea original del disco, con una percusión mínima a lo Massive Attack y un trabajo extraordinario de Bragg a la guitarra. Es una de las dos canciones favoritas del disco del propio Bejar, junto al vals con sintetizadores “University Hill”. “It Just Doesn’t Happen”, el segundo adelanto del disco, redondea un inicio espectacular que se rompe con una de las piezas más oscuras y extrañas de su carrera, “The Television Music Supervisor”.
La segunda cara se abre con “Cue Synthesizer”, una de las piezas más ambiciosas del disco, con un punto a funk plástico y la ironía marca de la casa. La canción que le da título es un tema instrumental, a medio camino entre la música ambient y una banda sonora de Ry Cooder, una especie de remanso de paz antes del final, para que el oyente coja aire. Este llega con “foolssong” una canción que se cierra con una cacofonía de sonidos que busca recordar al oyente que esto no debería ser un disco pop, a pesar de contener esas maravillosas melodías que le salen con tanta facilidad a Bejar. Alguien que disfruta dejando al personal desconcertado y con ganas de más. Prueba conseguida.
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