Dentro de dos décadas, Jaime Cristóbal será aquí lo que Etienne Daho es hoy en Francia: un compositor respetado y admirado por su enorme gusto, con algún momento de cercanía al éxito pero retirado al fin a seguir escribiendo para la escasa gente que se emociona de verdad con el pop.
Y yo, artrítico, recordaré con nostalgia haber visto a Souvenir crecer y lo bien que convivían Daho, The Go-Betweens, la indietrónica, los samples ocultos, un par de acordes alt-country brillantes y complacientes, los atardeceres de primavera inacabables de Biarritz, la luz melódica, la estación de Marsella y la versión de Linda Rondstat en aquel gran tercer disco, cuando poca gente sabía quiénes eran. Entretanto, oigo cantar a Patricia y pienso en Julio Iglesias. De niña a mujer. De voz en formación a incitante dama de Pigalle por la que cualquier poeta con un mínimo de dignidad debería desgarrarse. Y, aún dicho esto, olviden el cliché de “pop francés”: Souvenir es pop de todo tiempo y lugar. En francés. Con una base rítmica impecable (Pablo Jiménez y Paco Martínez) que encaja como guante de raso. Tres discos ya. Y los que quedan. Pero si éste no culmina todas las listas del año yo me comprometo a escribir una biografía sobre El Canto del Loco.
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