Lo de Dengue Dengue Dengue tiene algo de mentalidad de buen coleccionista. Es ya incalculable el valor de la tarea de recuperación de sonidos latinos que estos dos peruanos han ejercido durante su más de un lustro de carrera artística. Un interés y una habilidad únicas a la hora de procesar ritmos que les ha llevado a un lugar privilegiado de la electrónica en sudamérica (y metiendo la patita poco a poco en Europa, aclamado fue su bolo en Sónar); algo parecido al argentino Chancha Vía Circuito, pero en una apuesta algo más clubera y noctámbula.
La entrega a la antropología musical que maneja con finura el dúo en los procesos de producción también se traspasa al disco. Felipe Salmón y Rafael Pereira, los encapuchados tras la dupla tropical, no pecan de ese fanatismo compilador que hace que la calidad de las piezas deje de ser importante y sólo cuente el número. Sonidito por aquí y por allá. No. Nunca.
Otro de sus puntos fuertes es que no andan solos en la aventura: voz comprimida de Sara Van en “El cavilante”, que ya estuvo en “Siete raíces” (16); o chispazos junto a Prisma y Martin Boder en “Decajón”.
La exploración de música de raíz de los peruanos –muy conectada también a lo afro– es aún más exhaustiva en “Zenit & Nadir”. Pero el puchero es digerible: mucho timbre, pero ubicado donde toca en la producción. La intención no es saturar, sino disfrutar de un viaje. Un viaje tranquilito. De huella ecológica mínima: paisajes psicodélicos, footwork, bass, techno minimal (delicia más IDM el “Coyurriti”) y cajón. Déjense contagiar por el dengue, que no es malo; en Lima no es más que tener ganas de fiesta. Sabroso mejunje.
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