Torii Yama
Discos / Dellafuente

Torii Yama

8 / 10
Álex Jerez — 19-06-2024
Empresa — MAAS
Género — urban

El alma de la Granada del presente que echa en falta la sabiduría del pasado. Dellafuente se ha convertido ya en una de las figuras que han hecho historia en esa ciudad del encanto a la que le ha entregado siempre todo. Pero no solo eso, es un letrista generacional que ha puesto voz a los miedos, ha lanzado siempre verdad y ha hecho un trabajo de humanidad impecable disco a disco haciéndonos sentir familia. “Torii Yama” se presenta así como una pieza lorquiana a la hora de representar en forma de palabras la fuerza de una ciudad como Granada. Su vida, su olor, su envidia intrínseca (“Cómo se agota rápido la paciencia y la envidia tarda tanto”), su perdón, su cultura, su fe y su silencio. Ese mismo silencio que trató de proteger a Lorca de la muerte (“Otra noche en Granada, to’ la gente sabe to’; nadie dice nada”) y esa misma sabiduría que leyendas como Morente supieron abrazar, cuidar y hacer grande.

Es un álbum que habla de manipulación, que escapa de los milagros (con referencia incluida a su álbum de 2021), pero también aloja mucho amor. Una pieza para cuestionarse hasta el último pedazo de realidad, aprender de lo malo y de lo bueno; adaptarse y acabar siempre creciendo como persona. Prácticamente impecable, “Torii Yama” avanza por la raíz creativa de Dellafuente como una de las piezas más “puras” de su carrera que sale desde el interior más profundo del artista como necesidad de tratar de navegar por un presente musical complejo y dirigir su vida. De ahí que las letras ya limpias y sin música, en forma de poemario, arrancaran alguna que otra lágrima en su presentación en Madrid previa al lanzamiento del disco.

Sigue siendo uno de los mejores del juego y en este caso ha sudado fuerte para alcanzar este año el “Premio Puskas”, como bien suelta al cerrar el álbum. Explora géneros a la búsqueda de los paisajes sonoros más bellos, que trasladen cada canción a donde necesitamos. De nuevo abraza la voz a la distorsión, a pequeños detalles que marcan la diferencia, y la hace viajar hasta enfrentarla incluso a su versión más sencilla con esos cara a cara mirando la guitarra a los ojos o apoyado en los teclados. Porque a Dellafuente le gusta el equilibrio, le inspiran los trallazos de “12:15”, pero también los bailes limpios que aportan colaboraciones como las de Judeline o AMORE en dos de las piezas que con ellas son simplemente mejores.

Haga lo que haga en “Torii Yama” sientes que hay un trabajo que ante todo cuida su identidad por encima de cualquier locura que haya salido en el laboratorio previo de ideas. Siempre fiel consigue volar una vez más y hacerse universal echando luz sobre todas esas comeduras de cabeza, dilemas morales, emocionales y cuestionamientos a los que a veces no sabemos ponerle nombre e incluso nos hacen sentirnos pequeños (“La vida es gigante y tu cabeza un zulo”). De ahí todas las señales y llamadas de atención, canción a canción, de alguien que ante todo quiere “ejemplos y no consejos”. Una figura que con el paso del tiempo ha entendido lo importante que es protegerse y cuidar de uno mismo. No echarse más mierda encima de la que nos coloca el día a día sin casi darnos cuenta (“Y si no miro yo quién mirará por mí”). Y que a veces es necesario correr, huir, perderse para luego afrontar y poder ser esa montaña que refleja el disco.

“Hemos sufrido mucho y somos gente luchadora”, explica el “Chino” mirando alto desde Armilla y dejando fuera cualquier tipo de etiqueta que le puedan colocar. Qué lujo encontrarnos a estas alturas con una pieza de Dellafuente como “Torii Yama”. El arte, la honestidad y la verdad por encima de cualquier cosa (“Me la suda lo que represento y lo que he ganao’, quiero un piso pequeño, así más junto’ estamo”). Y qué bien le sienta seguir mirando a Granada como un refugio y con esos ojos. Granada, Granada, Granada.

 

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