Lágrimas pa otro día
DiscosDellafuente

Lágrimas pa otro día

8 / 10
Luis M. Maínez — 30-04-2023
Empresa — MAAS
Género — urban

Cuando uno escucha “Lágrimas pa otro día” tiene la extraña sensación de que está ante el primer álbum de Dellafuente. Así lo siento en el corazón, pero si soy honesto conmigo mismo creo que tuve la misma sensación con “Tanteo” y con “Milagro”, dos trabajos que alabé en esta misma cabecera en sus momentos. El verdadero milagro de Dellafuente es que parece que nace siempre de nuevo con cada lanzamiento, quizá por eso mantiene la pureza que otros han perdido.

Pureza, por si todavía queda algún personaje que no haya terminado de entenderlo, no es pegarse a la raíz –a lo conocido– y no salir de ahí; no mudar la piel jamás, sabiendo que quien no lo hace está destinado a no crecer; sino mantenerse fiel a una corazonada, a una visión del mundo. En el caso de Dellafuente es la del amor, el misterio y la vida vivida girando esquinas pintadas de cal en Granada. Por eso, no le hace falta volver al trap ni seguir haciendo lo mismo año tras año. Por eso ha sido capaz de firmar su mejor álbum (por lo menos desde “Azulejos de Corales”) rodeado de las grandes promesas a futuro de la música española, que han acudido a la llamada del artista, que no tienen nada que ver con él, que incluso viven pegados al hormigón de la capital, pero que han sabido construir la atalaya de música que es este trabajo. “Lágrimas pa otro día” es un ejercicio de humildad y de soberbia por parte de un Dellafuente que ha sabido ver el futuro en una bola de cristal y no ha renunciado a hacerlo suyo. La flor de la noche es pa quien la merece y el premio de la música para los que se atreven.

“Lágrimas pa otro día” no es solo una afirmación del talento del artista granaíno, que ha subido el nivel de sus trabajos recientes y que ha dotado de ese espíritu que solo él tiene a las propuestas creativas de artistas como Ralphie Choo, Rusowsky, Vatocholo o Gazzi, que forman una generación de músicos con mayúsculas que se suman a la historia que escribe Dellafuente.

Desde el folklore universal, Dellafuente viaja a México de la mano de Vatocholo en “3 caras” y en la muy celebrada “Ni soy santo…”; Ralphie Choo y Rusowsky colaboran en dos canciones que redefinen la intimidad y el amor como “Carameloraro” y “El Camino” (con una de las primeras estrofas más bonitas de su carrera): el trabajo que los prodigios de Rusia-Idk han hecho con el imaginario de Dellafuente merecería una reseña aparte.

Dellafuente, en su mejor nivel lírico de los últimos años, ha compuesto un álbum precioso, que explora el amor desde el conocimiento, la experiencia y una dosis de desconfianza y honestidad difícil de encontrar en la música actual pero que le conecta directamente con la música popular en español de todos los tiempos. “Lágrimas pa otro día” es una raya en el agua, uno de esos trabajos que marcan distancia con el resto. Un logro incontestable de Dellafuente y los suyos, uno que te obliga a ser optimistas con el futuro ¿si esto no existía hace un año y ahora sí, cómo voy a preocuparme por lo que me pase mañana?

 

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