Desde ahora es oficialmente imposible ignorar a Dellafuente. “Ansia Viva” hace que tanto los prejuicios de las facciones más reaccionarias de la escena como los tics anglófilos, megalómanos y pseudogangstas de la plana mayor de traperos suenen más ridículos que nunca. Pero esto va más allá del género, porque lo que ha conseguido Dellafuente es, básicamente, hacer música experimental y popular al mismo tiempo.
Entendiendo y abrazando su contexto, el barrio de clase obrera andaluz, y refinando su estilo para que “Ansia Viva” no sea un cajón de sastre como “Azulejos de Corales” (15): esta vez sacrifica el reggaetón en favor de la coherencia del conjunto, muestra a un Maka mucho más contenido e integra todas esas influencias -rap, trap, flamenco, bachata- en un sonido más cohesionado. Sí es cierto que en la segunda mitad del disco las ganas de abrirse a nuevos -y grandes- públicos con dos incursiones en el pop aflamencado rompen el tono general del disco, pero la recta final recupera el nivel y lo lleva a lo más alto con “Dile”.
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