Sandra Delaporte y Sergio Salvi están viviendo una auténtica etapa dorada. El dúo no para de crecer, consolidarse, y al mismo tiempo siguen seduciendo a nuevos fieles con los que aumentan a toda velocidad su público. Encontraron su hueco en una electrónica para todos los oídos, apuestan por la posibilidad de hacer algo con calidad dentro del mundo mainstream y están consiguiendo alcanzar su objetivo. Y es que “Como Anoche”, su primer largo, es eso. Un disco de fácil escucha, con ritmos adictivos y letras repetitivas que se te clavan sin que te des cuenta. Un proyecto que aúna todos los rasgos que definían a Delaporte en sus anteriores Eps, los hacen más homogéneos y transforman en una identidad sólida para el dúo.
Con el electro-pop como base principal atravesando todo el disco. Sandra y Sergio relatan una especie de historia de pareja con la que cualquiera se puede sentir identificado. Letras con momentos de pasión, puntos de sensualidad y poco dramatismo. Nula literatura (“No te vas a olvidar”), muchas referencias cotidianas y juegos de palabras perfectos para que el público se vuelva loco con la ejecución de las canciones en directo. Delaporte tiene muy claro a quién se dirige con sus temas, cómo tienen que comunicarse con sus oyentes y los resultados, hasta ahora, han sido altamente efectivos.
Aunque hayan apostado por el español como único idioma en el disco y el fraseo de Sandra en todo el proyecto esté más cercano a la música latina que a otra cosa. Sus influencias anglosajonas siguen viéndose de una forma muy clara cuando apuestan por un sonido más clubbing como en “No sé qué pasó”. O, por ejemplo, en la forma que tienen de auto-producirse cada uno de los temas cuidando al máximo los detalles y consiguiendo bases tremendamente pegajosas y, a la vez, cargadas de matices que podrían conquistar media Europa. Al otro extremo, como extensión de ese carácter latino que definieron de su último Ep, los temas con más posibilidad de convertirse en hits son los menos pretenciosos y más ligeros. Aquellos que se desplazan entre bases tropicales o se introducen en el funk brasileño (“Algo habita en mi”).
Es cierto que conforme nos acercamos al cierre del álbum, el dúo escapa un poco de esa ligereza, anteriormente nombrada, que lidera la propuesta. Un ejemplo perfecto es “Superman”, un intenso himno housero cuya misión es cortar toda monotonía que puedas arrastrar del material previo y recargarte las pilas para que llegues a la despedida con el subidón por todo lo alto. El sueño de Delaporte era llenar las pistas de baile con su música y se va a hacer realidad sin lugar a dudas. Sandra y Sergio explicaron que el proceso de composición de los temas es completamente mutuo. Que cada vez que uno de ellos trabaja en una canción, la intercambia con el otro y se la van pasando, como si de una pelota se tratara, hasta llegar a la versión final de estudio. Probablemente esta sea la razón de la riqueza sonora que desprende el primer largo de la pareja. Porque es indudable que han sabido atar muy bien todas las referencias que ambos comparten, mezclarlas y convertirlas en algo más personal.
Ningún tipo de prejuicios, muchas ganas de revolucionar el mercado y de ser la voz de una generación que busca que en el mainstream nacional existan propuestas electrónicas mucho más elaboradas a las que nos obligan a escuchar. Todo esto es lo que transmite Delaporte con su primer disco. Un proyecto cuyo recorrido no ha hecho más que comenzar y que tú ya deberías de estar bailando.
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