“Yo necesito vivir mal pa’ escribir bien y necesito escribir bien pa’ pagar el alquiler”, rapeaba Delaossa en “Rangos” allá por el año 2018, haciendo una clara alusión al eterno malditismo artístico como fuego inspirador que siempre ha recorrido la historia de la creación. Pues bien, el artista malagueño confirma con su segundo álbum de estudio una evidencia: ya no necesita escribir bien ni estar inspirado, y aún así puede pagar el alquiler. Lo que es un gran triunfo para su vida, no lo es necesariamente para su música en general y para este álbum en particular.
Tras un hiato de seis años entre su primer álbum “Un perro andaluz” –aclamado unánimemente por crítica y público, que lo catapultó a la primera línea del género– y el segundo –con “Playa Virginia” de por medio–, “La Madrugá” supone el pistoletazo de salida al renacimiento artístico, el clímax de Delaossa después de haber estado ingresado casi dos años, desde octubre de 2023, en un centro de rehabilitación por adicción. El problema aquí es que la lucidez vital no significa necesariamente lucidez artística. Hay centenas de artistas que han dejado una impronta en la música durante siglos y consumieron hasta su muerte. Una cosa no está relacionada obligatoriamente con la otra. Por ello, la verdadera hazaña de Delaossa no es este álbum, sino haber salido con su sudor y disciplina de esa adicción que le estaba ahogando. Él mismo lo dice en la entrevista presentación del disco que hizo con el streamer El Xokas: “’La Madrugá’ me ha sacado del éxito y del alcohol, ese es mi éxito, como le vaya al disco es secundario”. Desde aquí aprovecho para desearle mi más sincera felicitación por su recuperación. Pero si hablamos de música este disco queda algo atrás.
Primero por las altas expectativas que él mismo puso al rapear en “Patos en la Piscina” que “no voy a parar hasta que ‘La Madrugá’ sea el disco de la década en España y lo tengas en tu vitrina”. La carta del hype hay que saber cuándo jugarla y aquí no era necesario echarse esa mochila encima porque es muy probable que esa afirmación no envejezca bien. Segundo, también le ha lastrado llevar tres o cuatro años prometiendo la salida del disco, y como él dijo en una entrevista reciente para El Sentido de La Birra, admitió sentir esa presión por prometer algo que ni siquiera era capaz de crear. Ahora ya sabemos que fue por estar inmerso en un proceso exacerbado de vida rápida, fiesta y consumo. Antes de entrar a desgranar el disco quiero tener unas palabras para Bigla The Kid, el productor y mano derecha en casi todo el proyecto. La versatilidad de sus beats y su ejecución me parece que está muy por encima de la actuación de Delaossa. Son asistencias de gol desaprovechadas de un beatmaker que está rompiendo las puertas del género como el que rompe papelillos. Bigla crea con este álbum una función en una gran sala de cine de Dolby Surround con sus ritmos y atmósferas, que Delaossa lleva a un teatro sin la acústica adecuada.
El concepto de “La Madrugá” representa el viaje emocional desde la noche profunda donde el protagonista tiene “Un gran sueño” –una nueva vida–, canción que abre el disco y que es interpretada por su paisano Tijeritas, con ese deje flamenco y genuino que porta alguien a quien Camarón llamaba desde el portal para que le cantara por la ventana. Después de atravesar la madrugada llega el amanecer, símbolo del ansiado renacimiento, de la limpieza mental y física, del reconocimiento de los excesos y del desarrollo de la autoconciencia, “Otro amanecer”, el bonito bolero que cierra el disco con la participación del cantautor y rockero argentino Andrés Calamaro, trae siempre esos rastros de nostalgia: “Y miro los espejitos de casa pa' ver si apareces mi amor / sigo poniendo dos copas de vino en tu honor / porque una vida sin ti / Una vida sin ti no es una vida”. Con estas dos buenas canciones se abre y se cierra el disco. Entremedio, de las quince canciones restantes, buena parte no están a la altura.
Nadie en su sano juicio le pide a Delaossa que haga un “Un Perro Andaluz 2”, lo que se le pide, como a cualquier artista, es que la idea que tenga la ejecute bien. Y los flirteos con el pop rock in crescendo de “Limón y sal” así como “La barra del bar” o “Demonios de blanco” junto a Recycled J –que parafrasea sorprendentemente a Alejandro Sanz– no suenan a lo que debería sonar un disco de este calibre: algo que parece no estar en su sitio, falta cuerpo y lo que queda en este disco es la resaca emocional de la resaca emocional. Mejor funciona el chanteo y su tono, engarzando perfectamente con lo que pide la canción, en “La Placita”, “El Callejón”, “Dicen de mí”, “Tanga de seda” o el propio “Veneno”.
En el drumless de “Eliseos” con Cruz Cafuné vuelve al discurso egotrip presumiendo de éxito, dinero, fajos, cheques. Un poco contradictorio cuando en la segunda canción del álbum “2 The Sky” cierra su primer verso de esta manera: “las prendas de lujo y asientos de cuero / estuve inmerso en ese enredo y me bajé del barco / habría que veros”. En esta misma canción habla de montar un negocio en paralelo a la música para ganar dinero de otras vías y poder hacer verdaderamente lo que quiera con su arte, sin tener la presión de hacer crecer su música constantemente por ser esta su única fuente de ingresos, como reconoció otra vez en El Sentido de La Birra en 2023. Aún no se sabe si tiene una empresa que le da ingresos paralelos, pero en “La Madrugá” las concesiones al pop con el objetivo de amasar más crecimiento son palmarias y canciones con trazas de EDM como “Still Luvin” con Quevedo o “Vulnerable” con Nicki Nicole lo demuestran. Hay algo que no es natural. Esa naturalidad sí que aparece y fluye como mariposas en “Si tú supieras” a ritmo de flamenco con el dúo granadino Pepe y Vizio, en un homenaje a los recuerdos de la infancia. Una naturalidad ascensor, que vuelve a bajar en la también aflamencada “Mariposas rojas” y la low tempo “Ángel”, donde reflexiona sobre la brevedad del éxito, canción que por cierto ha sido retirada de Spotify, previsiblemente por la polémica que ha ocurrido estas últimas semanas donde varios productores acusaban al productor Kiddo de atribuirse créditos de producción que supuestamente no le pertenecen. Kiddo participa en este álbum, y es una pena que todo esto haya salpicado al trabajo de Delaossa. “Cuánto falta”, con sintes minimalistas, es un sentido homenaje hacia su padre y los recuerdos que le revolotean, el mismo padre aparecerá al final del tema en un audio mostrándose orgulloso por el camino que ha tomado su hijo. “Rey” es un jersey club y “Bling Bling”, en su registro más crudo, deja buenos pareados como “Yo hago plata / no platico / no quieras meter el hocico / el relajo no está en mi argot / busco el fajo y no hay day off / tenías un team / but they gone / quedaste lonely like Akon”. Aquí también ha sido muy sonado el enfrentamiento y el tiro que le lanza a raperos históricos de su ciudad mencionando a Elphomega, Spanish Fly, Gordo Master y El Sicario: “Soy una leyenda en la M / y si piensas distinto es que eres un tieso / y si piensas distinto es que te llamas Spanish, o Sica, o Gordo o Elpho”. Se le da mejor a Delaossa vomitar emociones que darles vueltas.
“Estrella”, la canción dedicada a su madre fallecida cuando él tenía diecinueve años, es emocionante y la mejor pieza del disco, quizás por la razón más elemental de todas: hay sentimientos reales y resortes que solo puede levantar una madre. Y Delaossa aquí sí se luce creativamente: hay storytelling, entona bien, el estribillo es bueno y la letra, ahora sí, está frita en un aceite limpio de restos anteriores, sin reciclaje de ningún tipo. Después de estar limpio, con esta canción el malagueño parece haber desenterrado el duelo que había permanecido oculto durante tanto tiempo en una huida hacia adelante.
“La Madrugá” no será el disco de la década, probablemente no llegará ni a disco del año, porque como he dicho al principio de esta crítica, todos sus esfuerzos ya estuvieron dirigidos a una causa mucho mayor que la música: la rehabilitación de la persona, y de eso es de lo que tiene que estar orgulloso Delaossa. Después de tanto tiempo parado necesita foguearse más. Veremos qué es lo siguiente que depara este renacer artístico y cómo va engrasando sus futuros proyectos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.