Emotional Contracts
DiscosDeer Tick

Emotional Contracts

8 / 10
Fran González — 28-06-2023
Empresa — ATO records
Género — Alt-Country / Americana

Quizás sea una simple coincidencia calendárica, pero nos resulta del todo apropiado hallarnos en plena canícula, empaquetando nuestros planes de verano y apalabrando nuestras merecidas semanas de vacaciones, con el hecho de que hayan vuelto a sonar los luminosos y tórridos acordes de una banda que emana calor, carretera y viaje por los cuatro costados. Y es que, después de más de un lustro recopilando sus éxitos pasados y editando directos en un proceso que casi les cuesta la caída en el olvido, los miembros de Deer Tick firman su esperado regreso, en aras de reconquistar aquello que un día poseyeron con “Emotional Contracts”, una mirada gamberra y socarrona al alt-country, con sabor a estío setentero, que se desliga parcialmente de la barracha de géneros ofrecidos en sus previos y homónimos capítulos de 2017, en favor de lanzar líneas más regulares con las que volver a su sonido de raíz.

Tan pronto como sus contoneantes ritmos de puro rock’n’roll comiencen a sonar, tendremos la automática sensación de estar viajando en el tiempo a través del abecé propio de esta banda de Providence que lleva más de dos décadas conformando una etiqueta única. Destellos de guitarra sureña y una característica voz, desgarrada y nasal, nos reciben con contagioso entusiasmo en “If I Try To Leave”, generando una solaz esfera juguetona y retro que bien podrían haber firmado unos jóvenes Lynyrd Skynyrd en su día. Por consiguiente, y embriagados por esta envoltura tex-mex con aires de bar de carretera, la formación liderada por John McCauley compete con éxito en su labor por aproximarse a la decadencia explícita de la narrativa del género, contrapuesta por dosis de antagónica luz que disuelven la introspección para bien del movimiento, creando con “Forgiving Ties” una de sus más bailables pistas. Un desenfreno canalla que ni siquiera cesa cuando su cara más melancólica parece aflorar (“Grey Matter”) o cuando el recuerdo del amor pretérito se convierte en una espada de doble filo difícil de asir (“If She Could Only See Me Now”).

A su yerma y árida literatura, impresa con la firma alterna de McCauley y de Dennis Ryan en sus letras, se suman unos divertidos y floridos matices, suscitados por la inesperada intrusión de unos arreglos de acordeón que nos sorprenden entre festivos cortes como “Disgrace”, complementando para bien su propuesta e invitándonos directamente a calzarnos nuestras botas con espuela y nuestro sombrero de ala ancha. No exentos de romanticismo y emoción, el cuarteto decide reconducir el tono distendido de su particular velada, con un final en clave baja y resuelto entre pasajes que recuerdan a algunos de sus mejores temas (“My Ship”) y otros que sirven como corolario idóneo a un road-trip personal e íntimo (“Just behind the door, I thought, were the answers to my questions”, cantan en la conclusiva “The Real Thing”). Una vuelta a los orígenes que sortea con éxito los peligros del encasillamiento y la obsolescencia estilística, aunque con ello se nos prive del gusto de ver cierta frescura y novedad en sus movimientos.

 

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