Deep Sea Monk se presentan como “una banda bilbaína que escribe canciones de rock alternativo con tintes folkies. Desde la música americana con influencias de blues y soul, pasando por las grandes bandas de pop británico, Adrián Barberá (voz y guitarra), Jara Yuste (teclado y violín), Vicent Orón (bajo y teclado) y Gonzalo Criado (batería) ofrecen una mezcla de estilos única”.
Y efectivamente, son eso… pero mucho más, porque este cuarteto creado en 2019, ha sabido evolucionar y dar un paso de gigante, especialmente en la producción, desde su primera maqueta, "Midnight stories", publicada en el innombrable año de la pandemia, hasta este primer largo homónimo, grabado por el mítico José Lastra (Empty Files, PiLT, Zea Mays) en los Estudios Tío Pete, y en el que recogen todas esas influencias que la banda comenta en su nota de prensa, para crear un estilo propio, dentro de la variedad que manejan.
Así, Deep Sea Monk se presentan como una banda totalmente despojada de todo tipo de complejos a la hora de enfrentarse a un eclecticismo sonoro, en el que parecen sentirse muy a gusto. ¿Y es que, por qué no moverse en la variedad si sabes cómo hacerlo? De esta forma, el disco comienza con la calma de ‘Sunshine’, delicada muestra de saber hacer dentro de los parámetros de la americana, para ponerse rockeros en una composición como ‘Living in Limbo’, medio tiempo donde mezclan el punto blues de los riffs de guitarra, con una esencia absolutamente pop, que se hace más evidente a la hora de encarar los coros del estribillo.
‘Don´t believe in ghosts’ nos muestra la faceta más oscura de una banda que, canción a canción, va dejando una muestra de su calidad musical, como en este caso, donde de nuevo destacan los coros femeninos y ese piano que lleva absolutamente el dominio de una canción preciosa. El espíritu soul se deja ver, en este caso en ‘Take a Little time’, sobre todo en los teclados, que nos llevan a intuir lo bien que el cuarteto se maneja también en estos sonidos más negros, y que contrastan con la luminosidad absolutamente pop de ‘Holding on together’, probablemente la canción más sencilla del lote, y donde podríamos destacar la capacidad vocal de un Adrián que tiene una voz tan peculiar como magnética.
Nuevo cambio de tercio con el country puro de ‘Countryside’, que les lleva a un terreno en el que también saben moverse como pez en el agua, y en el que parece sentirse igual de cómodos que en los pasajes más pop, que por otra parte, se vuelven a repetir en la pieza final del disco: ‘Holidays’, con la que dan por finiquitado un álbum notable, que no hace más que confirmar la calidad de una banda que ya llevaba tiempo en nuestro radar, y a la que ahora estamos deseando ver presentando en directo estos nuevos temas.
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