Under The Spell Of Joy

Death Valley Girls son de este tipo de banda que, a priori, no parecen poseedoras de ninguna cualidad especial con la que destacar sobre la numerosa competencia. Y sin embargo, los discos del combo resultan impregnados con cierto magnetismo hipnótico y adictivo, tal y como sucedió en su debut ‘Glow In The Dark’ (Burger Records, 16) y también un par de años después con esa confirmación definitiva que fue ‘Darkness Rains’ (Suicide Squeeze, 18).

Un mojo y una chispa que no solo se mantienen vigentes en la presente referencia, sino que ahora resultan potenciadas intensamente y sin tapujos. ‘Under The Spell Of Joy’ es la obra más ambiciosa del cuarteto hasta la fecha y retrata a un grupo, ahora sí, ampliamente seguro de sí mismo y de sus posibilidades. La formación liderada por Bonnie Bloomgarden presenta aquí un compendio de indie-rock con tintes garageros, sixites, industriales, lo-fi, punk, riot grrrl o incluso psicodélicos, despendiendo de lo que la pieza demande y sin renunciar a melodías más pop con las que concretar algunos temas ciertamente pegadizos. El caso es que, efectivamente, esta nueva entrega de las californianas vuelve a funcionar de manera solvente, a lo largo de once piezas que evitan empalagar e incluso pueden llegar a dejar con ganas de más. Dentro del lote destacan la inicial “Hypnagogia” con ecos a Suicide, “Hold My Hand”, el magnífico single “The Universe” o la ardiente “10 Day Miracle Challenge” deudora de The Runaways. Pero también una “Under The Spell Of Joy” que además de dar titulo al elepé remite a los The Black Keys más blueseros, las instantáneas “It All Washes Away” y “Little Things”, y los teclados retro de “I'd Rather Be Dreaming”.

‘Under The Spell Of Joy’ es un disco con mucho fuzz, pero sobre todo amparado por un favorecedor y marcadísimo aspecto vintage que acoge bajo su manto todas las variaciones del sonido trabajado por el combo norteamericano. El lanzamiento supone también un importante paso al frente de Death Valley Girls ya que, a pesar de su aspereza inicial y su pretendida baja fidelidad aumentando el realismo del combo, contiene momentos aptos para llegar (y conquistar) a un público algo más generalista.