¿Serán Ha Ha Tonka las próximas rockstars inmortalizadas de forma animada en algún capítulo de “The Simpsons”? A buen seguro que no desentonarían para nada con un entrañable recital en la Taberna de Moe, pero dada su popularidad actual sería algo descabellado anticipar semejante vaticinio. No obstante, la poderosa alquimia que generaba el cuarteto de Springfield en sus cuatro álbumes previos tiene su gozosa prolongación en estas once estimulantes canciones. Camisas de leñador. El regusto silvestre de las montañas de Ozark. La impostura de un college rock bastardo que no elude escarbar en las raíces sin temor a ser tildados de herejes. Y algo así como mezclar en una petaca de bourbon a Counting Crows con Meat Puppets y Soul Asylum; amén de añadir un lingotazo extra de un Bruce Springsteen abducido totalmente por las bondades de Bill Monroe. De ahí que rotundas canciones como “Usual Suspects”, “Lonely Fortunes”, “Problem Solver” o “No Great Harm”, con una vena confesional y un aroma a fuego de campamento, nos enseñen que el camino de la americana encierra aún numerosas bifurcaciones, en las que la imaginación juega un papel más que providencial para trazar una ruta alternativa que eluda paisajes comunes, ya de sobra trillados.
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